Vista del juicio por el despido de tres médicos que presuntamente abusaron de una paciente
Un total de 14 testigos, 13 de los cuales eran médicos o enfermeras, comparecieron ayer ante la Magistratura de Trabajo número 2 de Oviedo para prestar declaración en la vista oral sobre el despido de tres facultativos del Hospital General de Asturias, expulsados de este centro el pasado 14 de marzo por presunto "abuso de confianza y falta de ética profesional". (Véase EL PAIS del 18-3-84).
El letrado del hospital, establecimiento sanitario dependiente de la consejería de Sanidad del Principado, reiteró en sus conclusiones que los citados médicos estaban en estado de embriaguez en la madrugada del 23 al 24 de febrero últimos, y llevaron a cabo una exploración y visita médica -con distintos grados de participación"innecesaria, violenta y a hora intempestiva" a la paciente Dolores del Río González, ingresada aquella misma tarde para ser intervenida de un quiste pilonidal.Por el contrario, los abogados de los tres despedidos -Herminio Sánchez García, especialista contratado de cirugía general; Manuel Fernando Álvarez, residente de Urología e Ignacio González Evia, residente de Bioquímica- pidieron la anulación de la sanción, pues ni se puede demostrar que estuvieran borrachos ni se tiene constancia de que la visita y la exploración que efectuaron a la paciente fuese anormal'.
Todos los testimonios expresados en el juicio ante el magistrado Tomás Maillo se centráron básicamente en dos aspectos: determinar si los citados médicos estaban ebrios durante aquella noche de guardia y clarificar la necesidad, corrección y oportunidad de la visita efectuada a la paciente Dolores del Río a las cinco de la madrugada del 24 de febrero último. La mayoría de los testimonios ratificaron, tal como se recoge también en el expediente administrativo, exploró inesperadamente y sin requerimiento previo a la enferma, mientras Ignacio González Evia permanecía en la puerta de la habitación y Manuel Fernando Álvarez estaba en el control conversando con la enfermera de guardia.
La cuestión de la embriaguez ocasionó versiones dispares, según los distintos testigos que declararon ayer en la vista, que duró algo más de dos horas. Tres médicos y una enfermera afirmaron ante el magistrado que ninguno de los despedidos estaba con síntomas de haber bebido alcohol. Por el contrario, la enfermera supervisora general de noche, Soledad Llaneza, aseguró que sobre las 4.15 horas, cuando acudió, tras ser advertida por una monja, a la residencia de médicos para esclarecer el escándalo que se estaba formando, observó a Herminio Sánchez con "notoria ebriedad" y a los otros dos "en estado no normal". Después, pasadas las cinco de la madrugada, les vio venir de la habitación de Dolores del Río, "hablando alto, riéndose y pronunciando frases procaces".
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