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La 'Declaración de Washington' no recogerá las divergencias entre los países de la OTAN sobre el diálogo Este-Oeste

Los 16 ministros de Asuntos Exteriores de los países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) -que ha cumplido recientemente sus 35 años de existencia- serán recibidos hoy en Washington por el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, después de dos días de reuniones, en las que se ha llegado a un compromiso sobre el texto de un documento conjunto sobre el futuro de las relaciones Este-Oeste y en el que se muestra la inquietud por la evolución de la crisis en la zona del golfo Pérsico. El documento no recogerá, al parecer, las divergencias existentes sobre su contenido en el seno de la Alianza.

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Ayer se esperaba casi con certeza completa que España, Estado miembro de la OTAN desde el 31 de mayo de 1982, firmara la declaración sobre las relaciones Este Oeste, pero no suscribirá el comunicado conjunto de la sesión ministerial. El representante del Gobierno español en la sesión, el ministro de Asuntos Exteriores Fernando Morán, mantendrá así la posición habitual de España en las sesiones de la OTAN, al estar todavía pendiente de un referéndum el futuro de España en la Alianza.España, por otra parte, no está integrada en la estructura militar de la Alianza, lo que le impide contraer compromisos en un comunicado que hará referencia a temas militares.

Un diplomático del séquito del ministro español aseguró a este corresponsal que "España rubricará el documento Este-Oeste porque no establece una doctrina de enfrentamiento con la Unión Soviética, sino que ofrece una vía de diálogo".

De acuerdo con la fuente citada anteriormente, "la impresión del ministro español Morán es que no parece que haya perspectivas inmediatas para que Moscú regrese a la mesa de negociaciones".

Los ministros celebran su encuentro de primavera en las instalaciones de una plantación colonial, en el Estado de Maryland, cerca de Washington. Antes de pasar al último análisis del documento sobre el futuro de las relaciones Este-Oeste, los ministros de Asuntos Exteriores de España, República Federal de Alemania e Italia (Morán, Genscher y Andreotti, respectivamente) informaron a sus colegas sobre sus recientes estancias en Moscú.

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El documento sobre las perspectivas de futuro de las relaciones Este-Oeste no hace ninguna oferta concreta nueva. Pasa revista a la situación actual, exhorta a la Unión Soviética para que vuelva a las negociaciones de Ginebra sobre reducción y control de armas nucleares y recuerda la necesidad de preservar la paz mundial. En su redacción existieron sustanciales diferencias entre los representantes de la Administración Reagan y los Gobiernos europeos, debido a los enfoques diferentes que existen entre ambas partes del Atlántico a la hora de intentar un diálogo con Moscú. La intransigencia de la Administración Reagan para realizar algún gesto en pro de la distensión es objeto de críticas por algunos países de la OTAN, la República Federal de Alemania en particular.

Discrepancias internas

Pero las discrepancias en el seno de la OTAN no se reflejarán en el documento final. Tanto norteamericanos como europeos recordarán a los soviéticos que la OTAN cumplirá su acuerdo de 1979, destinado a dotar a la defensa occidental de 572 nuevos misiles de alcance medio de los tipos Pershing 2 y de crucero, como réplica a la existencia de los misiles soviéticos SS-20. Sin embargo, preocupó en la sesión ministerial de Washington la postura indecisa del Gobierno de centro-derecha de Holanda, que puede concluir con el rechazo de los 48 nuevos misiles que han correspondido a ese país en aplicación de la doble decisión de la OTAN.En cuanto al golfo Pérsico -zona geográfica que no está cubierta por las responsabilidades defensivas de la OTAN-, las deliberaciones ministeriales giraron en torno al compromiso de los países occidentales de mantener abierta la vía de navegación de la que dependen. energéticamente los países europeos, Japón y, en menor medida, Estados Unidos.

La decisión del presidente Ronald Reagan de enviar 400 misiles tierra-aire a Arabia Saudí se interpretó como una señal de apoyo hacia los países ribereños del Golfo pérsico.

Más información en la página 17

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