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La intención de Genscher de abandonar el liderazgo liberal refleja la crisis en el FDP

El anuncio del ministro de Asuntos Exteriores, Hans-Dietrich Genscher, de que sólo se presentará a la reelección como presidente del Partido Liberal (FDP) para los próximos dos años es un síntoma palpable de la crisis que atraviesa el FDP y el desgaste sufrido por su presidente, a quien amplios sectores del partido le niegan ya la capacidad de impulsar y dirigir el liberalismo organizado en la Repúbica Federal de Alemania (RFA).Con la maniobra del cambio en octubre de 1982, el prestigio de Genscher cayó por los suelos. La imagen del presidente del FDP quedó asociada con la del "politiquero maniobrero y oportunista", que a duras penas consiguió mejorar en los últimos meses. En las elecciones de marzo de 1983, gracias al segundo voto que tiene el elector en las elecciones federales, el FDP consiguió seguir en el Parlamento federal (Bundestag) con un 7% de votos. En las siguientes elecciones regionales -con sólo un voto cada elector-, el FDP desapareció sucesivamente de casi todos los Parlamentos de Estados federados, y el mismo destino parece que se repetirá en las elecciones para el Parlamento Europeo, el próximo 17 de junio.

En las filas del FDP en provincias cunde la sensación de que el partido sólo es una cabeza en Bonn, sin base alguna fuera de la capital. Las críticas se centran sobre el presidente Genscher, a quien acusan de una carencia absoluta de programa y de limitarse a maniobrar en la política para explotar su condición de partido bisagra y obtener puestos de Gobierno. El fracaso de la tentativa de amnistía penal para los implicados en el caso de donaciones ilegales a los partidos, con fraude al fisco, dejó a Genscher al descubierto y sin apoyo incluso en el grupo parlamentario del FDP.

Ante toda esta avalancha de críticas, Genscher anunció que el próximo fin de semana, en el congreso del FDP en Muenster, será la última vez que se presente a la reelección. Genscher ya declaró, por medio de un portavoz del partido, que su renuncia dentro de dos años se refiere sólo a la presidencia del partido, pero no a la cartera de Exteriores.

Algunos sectores del FDP aprueban la decisión de Genscher de dejar en dos años la dirección del partido, pero otros piensan que no debe esperar ni siquiera ese tiempo. No faltan los que piensan que se trata de una maquiavélica maniobra para conseguir un apoyo mayor en el próximo congreso.

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