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Crítica:El cine en la pequeña pantalla
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

'La verbena de la Paloma', un buen clásico

Como apoyo al análisis de la productora Cifesa que hoy se hará en La noche del cine español, se ha elegido La verbena de la Paloma que Benito Perojo dirigió en 1935: una obra ya clásica y poco conocida, que merece la pena revisarse aunque rompa el orden cronológico del programa. Es sin duda, la mejor de las tres versiones que el cine español ha hecho del célebre sainete de Ricardo de la Vega con música de Tomás Bretón.En 1935, Perejo era un cineasta inquieto, que no quería enconsertarse en tópicos. Sin duda, contemplaba con admiración las películas de directores europeos y adquiría de ellos cuanto le parecía adaptable a las circunstancias cinematográficas españolas tan subdesarrolladas en la época. El largo y bello plano sobre los tejados y ventanas de Madrid que concluye en el interior de un mesón, las secuencias alternadas -don Hilarión bajando las escaleras junto a Casta y Susana mientras Julián espera en la calle acompañado de la señá Rita-, las visiones que tiene Julián cuando canta en la imprenta o el dinámico montaje del paseo en ripper, son algunos de los momentos más curiosos de este raro filme al margen de que la precisa ambientación histórica, que supervisó Pedro de Répide, sigue siendo hoy un ejemplo a seguir.

Si en los años de la segunda república el cine español mostró una vivacidad que luego perdería, La verbena de la Paloma es, claramente, su mejor muestra, aun cuando también contenga aspectos menos ingeniosos, incluso ingenuos o torpes. Esas lagunas fueron, no obstante, compensadas por los intérpretes. En el reparto encontró Perojo un buen aliado. La picardía de Miguel Ligero, entonces un hombre de 38 años capaz de hacer verosímil a su carrozón personaje, la gracia y las voces de Raquel Rodrigo y Charito Leonís, la elegancia de Selica Pérez Carpio, la forzada fealdad de Dolores Cortés y la presencia del galán Roberto Rey, mejor cantante que actor, son aún hoy importantes aciertos en el conjunto de la película.

Puede que no estemos ante una obra maestra, según rezan los cánones actuales, pero sí ante un filme -"el único que no da vergüenza", según un historiador- lleno de vida, que a su manera investigó en nuevas fórmulas cinematográficas, ambicioso y popular, al que no secundaron la mayor parte de películas españolas de la época. Convendría, sin embargo, no precipitarse en este juicio ya que son escasas las películas republicanas que se conservan: de la mayoría sólo se tienen datos indirectos.

Incluso las obras que aún pueden contemplarse disponen de copias mal conservadas.

La verbena de la Paloma se emite hoy a las 20.50 por la segunda cadena.

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