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El Pentágono desaconseja a Reagan que EE UU intervenga militarmente en el Golfo

El secretario de Defensa, Caspar Weinberger, y la Junta de Jefes de Estado Mayor de Estados Unidos aconsejarán a Ronald Reagan que evite, si es posible, el empleo de fuerzas norteamericanas en la región del golfo Pérsico, según informan fuentes del Pentágono. Las mismas fuentes indicaron que el Departamento de Defensa es partidario de una solución diplomática a las hostilidades entre Irán e Irak, que ponen en peligro los suministros de petróleo. Por otra parte, el Gobierno estadounidense alquilará o venderá a Arabia Saudí aviones cisterna del tipo KC-135, según informó el diario The Washington Post este domingo.

Un funcionario del Pentágono afirmó que el lema actual es "que los Estados de la zona resuelvan los problemas por sí mismos", y en ese sentido se valora muy especialmente la contribución que Riad puede hacer a la defensa del Golfo.

El presidente Reagan dijo el pasado martes que EE UU consulta con sus aliados la posibilidad de ayudar militarmente a los países de la región, pero añadió que las probabilidades de una intervención directa norteamericana son "muy remotas". En el Departamento de Defensa domina el criterio de que es preciso evitar una confrontación directa con la Unión Soviética por este problema, y se estima que una eventual implicación de EE UU adolecería de falta de objetivos claros y de penuria de efectivos militares, al margen de que no sería bien acogida por la opinión pública norteamericana.

Desde un punto de vista práctico, la distancia de 11.600 kilómetros que separa la costa occidental de EE UU del estrecho de Ormuz, que es la boca del Golfo, plantea importantes problemas logísticos para el transporte y mantenimiento de las tropas.

Estas reticencias de los jefes del Pentágono contrastan con los propósitos que hizo el ex presidente Jimmy Carter durante su mandato en la Casa Blanca -más tarde reafirmados por Reagan- de que Washington utilizará todos los medios a su alcance, incluida la fuerza militar si resulta necesaria para proteger intereses vitales (es decir, petroleros) en dicha zona.

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De acuerdo con una fuente civil Weinberger y el Estado Mayor conjunto dijeron al presidente que Arabia Saudí y sus aliados del Golfo deberían utilizar sus fuerzas antes de que Washington se comprometa militarmente en la región. Añaden las mismas fuentes que Occidente ha vendido armas por valor de billones de dólares a Arabia Saudí, y que tales arsenales deberían ser suficientes para hacer frente a cualquier amenaza procedente de Irán o de Irak.

El periódico The Washington Post informó ayer que el Gobierno norteamericano tiene el propósito de entregar a Riad aviones cisterna KC-135 para reforzar la capacidad actual saudí de intervención en el Golfo.

El Congreso norteamericano desea, por su parte, que Reagan alquile, en lugar de vender, 200 misiles antiaéreos Stinger a Arabia Saudí. Moshe Arens, ministro israelí de Defensa, visitará esta semana la capital norteamericana y protestará por estos suministros de armas.

El rey Fahd de Arabia Saudí se entrevistó el sábado con altos funcionarios sirios para evitar que el conflicto se extienda. Por su parte, Kuwait informó ayer que, tras la creación de una comisión especial de crisis, el emirato está preparado para enfrentarse a cualquier contingencia. Ningún petrolero ha sido hundido en el Golfo desde el pasado viernes, donde se espera que la ofensiva iraní del Ramadán comience el viernes de esta semana.

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