Crisis de confianza en la banca de EE UU ante el retraso en el pago de la deuda latinoamericana
La Bolsa de Nueva York sufrió un buen descalabro el pasado jueves, lo que obligó al índice Dow Jones a perder 80 puntos y situarse en el mínimo del año, corriendo el riesgo de situarse por debajo de la cota 1.100. También el dólar tuvo un desdichado comportamiento esta semana, y el jueves protagonizó un espectacular descenso, perdiendo posiciones frente a las demás monedas europeas.Las razones de este fuerte deslizamiento a la baja residieron en los insistentes rumores sobre la delicada situación que atraviesan los bancos norteamericanos, ya que, al parecer, algunas de las mayores entidades tienen problemas debido a las fuertes cantidades de dinero que les adeudan diversos países latinoamericanos que se encuentran con graves dificultades para hacer frente a las amortizaciones a causa de las recientes subidas de los tipos de interés en Estados Unidos.
Para agravar esta situación, nada hace pensar que los tipos de interés registrarán una próxima baja, sino más bien todo lo contrario. Por eso no es extraño que el jueves cundiera el pesimismo en los círculos financieros y se produjera una fuerte caída en los cambios de las acciones de los principales bancos, lo que, a su vez, propició el descenso del dólar. Está claro que un aumento de los tipos de interés podría ser peligroso en estos momentos, pues hay que recordar la precaria situación del Continental. Pero, a pesar de estas razones, es muy posible un incremento del tipo de descuento, que pasaría del 9% al 9,5%.
Esta posibilidad fue, sin duda, la causa del importante descenso en las cotizaciones del sector bancario durante la sesión del jueves, ya que se rumoreaba que si los tipos de interés subían, algún otro banco podría encontrar las mismas dificultades que el Continental Illinois. El Manufacturers Hanover era quien más dudas suscitaba en este terreno, al tener 1.300 millones de dólares de deuda pendiente con Argentina, por lo que se vio obligado a ceder casi cuatro enteros en su cotización, a pesar de desmentir rotundamente esos rumores.
Aunque el panorama es sombrío a corto plazo, algunos analistas, como Shearson-American Express, esperan que la situación tenderá a mejorar a medida que la restrictiva política monetaria surta los efectos deseados y la economía comience una fase de crecimiento más moderado. Según estos analistas, el déficit presupuestario, previsto en unos 200.000 millones de dólares para 1984, no debe ser un obstáculo para lograr este objetivo, aunque sea esencial su reducción mediante una política monetaria más dura. Prueba de ello es que el dólar, durante la mañana del viernes, y en el mercado de Londres, ya se mostraba más fuerte, recuperando parte del terreno perdido el día anterior.
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