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Cristóbal Halffter lanza un desafío al público de Bonn con 'Tiento'

Con su obra Tiento -además de Clio, del mexicano Carlos Chávez, y la Tercera sinfonía de Beethoven-, el compositor y director de orquesta español Cristóbal Halffter lanzó un desafío al convencional público de Bonn, que acogió su composición con aplausos entremezclados con abucheos y bravos.Lo más interesante del concierto de Halffter en Bonn fue su obra para gran orquesta Tiento, estrenada el 30 de octubre de 1981 en Hamburgo, que sólo se ha interpretado 12 veces hasta ahora. Tiento transmite a quien la escucha, incluso en la fría atmósfera de la sala Beethoven de Bonn, una sensación de angustia y congoja y transporta al oyente hacia un mundo hostil plagado de sensaciones orwellianas. El compositor español escribe de Tiento que "en mi obra existe la tentación de la expresión pomposa, la tentación de conseguir el éxito por el camino fácil, la búsqueda de un reconocimiento inmediato".

No hubo nada de esto en el concierto de Halffter, que confrontó al público con el contraste brutal de su obra y la de Chaves en la primera parte y la Heroica, de Beethoven, en la segunda.

Difícil problema para un director conseguir que la orquesta aprenda por un lado una nueva partitura y quitar a los músicos las mañas adquiridas en la infinidad de ocasiones que interpretaron al más ilustre hijo de la ciudad, Beethoven. Halffter quedó contento con el resultado. La mayoría del público también, porque los aplausos al final del concierto duraron cuatro minutos. Antes del intermedio, con Tiento, una parte del público reaccionó irritada, ocho personas abandonaron la sala y hubo algunos bulis, pero también bravos. Halffter dirigió sin aspavientos ni teatralidad, con gesto seguro y contenido, que uno de los que se sumó a la tertulia tras el concierto resumió con la frase: "Fue un placer verle dirigir a usted, sin la más mínima teatralidad, que ahora se lleva tanto".

Halffter dirigió de memoria la larga sinfonía de Beethoven y utilizó la partitura con su Tiento, porque se trata de una obra muy difícil. Entre las personas que acompañaron a Halffter tras el concierto de Bonn se encontraba su editor, de 83 años, que en la Universal Edition de Viena tiene los derechos de las obras de Mahler, Berg y otros grandes de la música moderna. La tertulía fue un pozo de anécdotas. El editor recordaba cómo su socio, ya fallecido, el doctor Kalbus, se encontró un día desesperado a Mahler a la puerta porque llevaba su Octava sinfonía y al bajar del tranvía se le cayó bajo las ruedas y quedó casi destrozada. A duras penas la consiguieron repegar para editarla. El editor dice que "si hubiese habido computadora cuando se fundó, no existiría la editorial, porque nos habríamos dado cuenta de que no era negocio. Mahler empezó a ser rentable después de 60 años".

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