_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Llega un inspector

Sospecho que está a punto de concluir la era dulce de las invocaciones éticas de los propósitos regeneracionistas, de los fervores neopatrióticos. Los spot de Boyer han cambiado bruscamente de tono. Y de rostro. Junto a la clásica chica más o menos Dunia que sostiene con civismo antiguo uno de esos enrevesados impresos para la declaración de la renta aparece este año por vez primera la hosca figura apátrida de un inspector de Hacienda acariciando con cara de pocos amigos la culata de un potente ordenador multinacional de la, quinta generación. Mientras la mónada krausista intenta convencerme de las ventajas morales que se infieren de la veracidad impositiva, el inspector de mírada fría y rostro impenetrable me apunta directamente con ese artilugio memorioso de alta precisión.Después de varias temporadas fiscales bajo el signo de la ética encantadora llegan los duros tiempos de la informática disuasiva. Aquellos simpáticos ejercicios regeneracionistas de los primeros momentos socialdemócratas incrementaron notablemente la producción nacional de versos, mesas redondas, congresos de intelectuales, fiestas municipales con irresistible tendenciaa castizar, tesinas sobre don Fernando de los Ríos, premios y homenajes a los artistas de la tercera edad; pero fueron incapaces de,producir más declaraciones de hacienda.

Incluso la invocación ética logró que los españoles madrugaran más sin trasnochar menos y trabajando lo mismo (asunto que tiene su indudable mérito en los anales del folklore industrial); sin embargo la ética no consiguió que los españoles defraudaran menos al fisco. Se veía venir un cambio de estratagia. Este brónco inspector a sueldo de Boyer, altamente informatizado, ha dejado de hablar lajerga moral de don Fernando de los Ríos. Su lenguaje es la disuasión; seguramente para no desentonar con esos racheados vientos atlánticos que arrecian con fuerza OTAN. Esa mirada estremecedora del mercenario fiscal, su voz intimidatoria, la desalmada máquina de importación que nos enfila, inauguran en España una nueva y poderosa división entre los españoles: los inspectores de Hacienda y todos los demás.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_