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CASTILLA Y LEÓN

Nuevas divergencias sobre la autorización para la factoría nuclear de Juzbado

La comisión nacional de saneamiento deberá pronunciarse sobre la autorización de funcionamiento de la fábrica de elementos combustibles de uranio de Juzbado (Salamanca) en la que no se han puesto de acuerdo los miembros de la subcomisión provincial de saneamiento. En caso afirmativo, la fábrica de combustibles en cuya construcción ENUSA ha invertido 6.000 millones de pesetas, sólo requerirá el permiso del ayuntamiento del término en que está enclavada y la correspondiente autorización del Ministerio de Industria para entrar en funcionamiento. Esta factoría fabricará combustibles de uranio que abastecerán los reactores de la mayor parte de las centrales nucleares de España.La subcomisión provincial de saneamiento de Salamanca -en la que están representados distintas delegaciones ministeriales e instituciones de la provincia-, ha visto ya tres veces el expediente de la fábrica de Juzbado desde enero de 1983. En las dos primeras ocasiones su informe fue desfavorable porque consideró que existían inconcreciones relativas a la posible existencia de un segundo proceso no incluido en el proyecto precitado, también en torno a los vertidos en el río, y a otros aspectos. Además pedía la presentación de estudios amplios sobre situación de la zona y un plan de emergencia, que sin embargo ENUSA ya había entregado al Ministerio de Industria y al Consejo de Seguridad Nuclear.

Ante la presentación de todos los informes favorables a la puesta en marcha de la factoría en esta última reunión los miembros de la subcomisión decidieron realizar una votación cuyos resultados fueron seis votos favorables al permiso, cinco contrarios y tres abstenciones. Esta situación, que se produce por primera vez en la subcomisión, no está contemplada en el reglamento, por lo que la Comisión Nacional deberá decidir si la mayoría simple es suficiente para conceder la autorización a la fábrica.

La oposición activa a la construcción de la fábrica de elementos combustibles de uranio ha ido debilitándose desde que se produjeron las primeras movilizaciones populares en 1976. Esta oposición con marchas y manifestaciones, consiguió paralizar las obras hace varios años. La disconformidad con la instalación está motivada por razones de equilibrio ambiental que mantienen todavía los grupos ecologistas, pero también por un sentimiento más generalizado, que afecta a representantes de varias instituciones salmantinas, de marginación y explotación de la provincia. Algunos de los votos emitidos en contra en el seno de la subcomisión han estado motivados por la condición de que en una provincia con un superávit de producción de energía eléctrica, una instalación de estas características sólo perjudica por diferentes razones. Por otra parte, la protesta tiene también como origen la ausencia de contrapartidas inversoras y de mejoras de comunicaciones que se habían solicitado y se había decidido exigir en repetidas ocasiones, para paliar los efectos negativos que produciría el funcionamiento de una fábrica de elementos de la cadena nuclear.

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