_
_
_
_
Tribuna:FERIA DE SAN ISIDRO
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¡Adelante!

No sé si puede hacerse una interpretación de la historia de España desde 1650 sin tener en cuenta la existencia de las corridas de toros como advierte Ortega y Gasset. Desde luego no es posible hablar de las fiestas de toros independizándolas de la historia de España, de sus gentes, de su vida, de su carácter. Comprendo que a muchos no les gusten los toros, entiendo a quienes preferirían que no existieran, pero nadie puede negar que la fiesta está entretejida con la expresión cultural del pueblo en esa variedad, a veces inexplicable, con que se manifiesta. Hay un hecho concreto que se repite: año tras año, las fiestas patronales tienen su base en la aparición del toro en un ruedo, o en las calles, o junto a una fuente. Y la manifestación en la cúspide es la celebración de las corridas de toros en grandes plazas.No, no es una fiesta introducida con calzador ni es un fenómeno extraño. Es una creación del pueblo y es una actualidad en alza por la esperanza de superar los muchos años, desde 1940 hasta hace poco, en que se han venido facilitando muchos vicios y muchos pretextos, que no eran más que desprecio al pueblo y a la fiesta española, uno y otra con capacidad suficiente para resurgir y superar dificultades. Por que no merece la pena la mistificación y es indigna la falsedad. Y yo no entiendo cómo hoy puede haber alguien que, presumiendo de aficionado, defienda la disminución de la verdad de la fiesta y, hasta con pasión, defienda que es mejor silenciar los vicios, si no es que hay que apoyarlos.

La fiesta de los toros se defiende sola cuando es auténtica, pero no hay quien la defienda dignamente cuando es falsa. Sólo los que se ofuscan con sus intereses personales o los coyunturales amigos alejan su mirada del pueblo espectador y no pueden darse cuenta de la necesidad de solidez y mantenimiento futuro del espectáculo, defendiendo bajo pretexto que todo está bien, como si toda la dolorosa historia pasada estuviera definitivamente cerrada. Más claro: la dictadura maltrató la fiesta con el disgusto de todos los aficionados, fueran de la ideología que fueran, y si esa etapa ha quedado clausurada, es nuestra obligación erradicar las secuelas.

No olvidemos que a finales de los años sesenta y en los primeros setenta, en Las Ventas o donde fuera, hasta cogiendo por sorpresa la cámara de televisión, se denunciaba, gritaba y protestaba con una música que también sonaba en la calle, en la fábrica, en la universidad. En éstas, pidiendo democracia; en aquéllas, exigiendo la verdad.

Hacía falta actuar en favor de la fiesta; pasos se empezaron a dar, y hace: un año iniciamos en el Senado, por primera vez en la historia parlamentaria española, un estudio sobre la situación actual de la fiesta de los toros. Sin pasión ni aturdimientos, pero con, un convencimiento: el destinatario del espectáculo taurino es el pueblo.

Función institucional

Nuestro interés se concreta en la fiesta y, desde luego, nuestra función es institucional; de tal forma que, cuando las posiciones prosperan en conclusiones documentadas, defendidas desde grupos parlamentarios, son, además de criterios personales, decisiones oficiales. Con la satisfacción de que hasta ahora ha prevalecido el mejor sentido de colaboración entre todos los miembros de la comisión y las decisiones han sido adoptadas por unanimidad de todos los senadores de la comisión, fueran del partido que fueran. Y han sido, los fraudes la primera parte del trabajo; pero es mucho más ambicioso el objetivo de la comisión, que ya está recibiendo in formes, opiniones y sugerencias de sectores que pesan en el futuro de la fiesta: las escuelas de tauromaquia como promoción y preparación de toreros, la atención. médica y hospitalaria de heridos, la situación de la ganadería brava, los derechos y los problemas de los que se visten de luces, el desarrollo de la lidia, las condiciones en que se mueve la organización de las corridas, él control y método de análisis de astas, etcétera. Ambicioso y amplio plan de trabajo, sin influencias maximalistas ni proyectos impracticables o alocados. Así, considerándola en todo su valor, es como entendemos que puede planearse la defensa de la fiesta de los toros, que es fiesta nacional porque a toda. España llega, aunque tenga en unas comunidades más influencia que en otras. Y así, con toda amplitud, podrá seguir interpretándosela historia de España, que clama hoy con voces de atención al pueblo, de sensibilidad, de verdad y de decencia.

Juan Antonio Arévalo es presidente de la Comisión de Presidencia del Gobierno e Interior del Senado. Senador del PSOE por Valladolid.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_