El padre que intentó asesinar a su hija embarazada pretendía ocultar sus relaciones incestuosas
Santiago Montes García que la noche del pasado miércoles intentó asesinar en la ciudad de Cáceres a su hija de 16 años, con la que mantenía relaciones incestuosas, pretendia que ella no pudiera confesar públicamente que él era el padre del niño que esperaba. Santiago Montes, casado y padre de varios hijos, tiene 42 años y es un obrero en paro. El intento criminal fue fríamente planeado.La noche del pasado viernes fue detenido Santiago Montes, quien, al parecer, ha reconocido ser autor de los hechos y ha pasado a disposición judicial. Aunque la policía no ha emitido ninguna nota oficial, parece ser que en la noche del pasado miércoles, Santiago citó a su hija en una huerta de las afueras de la ciudad con la intención de matarla para evitar que la joven confesara a los familiares su embarazo de cinco meses, fruto de las relaciones incestuosas que al parecer mantenían.
Una vez en el lugar del encuentro, Santiago intentó estrangular a la muchacha con el cordón del anorak que llevaba puesto. Creyéndola muerta, la desnudó, golpeándole con fuerza en diversas partes del cuerpo y quemándole los pechos con un cigarrillo. Las apariencias darían a entender, según las pistas dejadas, que se trataba de la actuación de un sádico. Tras abandonar el cuerpo de su hija, tiró la ropa a un contenedor de basura. Con una notable sangre fría y con fingida preocupación, Santiago se dedicó a recorrer, hasta el momento de su detención, los centros sanitarios de la ciudad, preguntando si había ingresado la joven, argumentando que faltaba de casa desde la tarde del miércoles.
A la mañana del día siguiente, jueves, el cuerpo de la joven fue hallado por un hortelano que se disponía a comenzar sus labores. Ayudado por un funcionario de la residencia sanitaria, que se encuentra situada a pocos metros del lugar del suceso, avisaron a la policía, trasladando a la muchacha al centro sanitario bajo un fuerte choque emocional y con síntomas de congelación tras haber pasado varias horas desnuda bajo la lluvia que cayó durante toda la noche.
Inicialmente merced a las pistas dejadas por el agresor, se pensó que era obra de un sádico, hipótesis descartada al comprobar que la chica no había sido violada.
La primera reacción que tuvo la joven y un arañazo que presentaba su padre en el cuello condujeron al interrogatorio de éste. Según algunas informaciones, la muchacha puede haber sufrido lesiones en el cerebro.
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