Los trasplantes simultáneos
Las seis operaciones de trasplante de órganos realizadas recientemente en España no deben contemplarse, en opinión de los autores de este artículo, como un hecho excepcional, sino como una fase más, del desarrollo de una técnica terapéutica cuyas repercusiones sanitarias son importantes. La ciencia médica de Cataluña ha sido pionera en la técnica de los trasplantes de órganos, durante la década de los años sesenta, y reafirma su nivel avanzado con la realización de estos nuevos trasplantes.
En Barcelona acaban de realizarse seis operaciones simultáneas de trasplante de órganos que provenían de un mismo donante. Una acción sanitaria de esta envergadura era totalmente inédita en nuestro país, e incluía el segundo trasplante de corazón de España, a cargo del equipo de cirugía cardíaca del hospital de Sant Pau, el cuarto trasplante hepático realizado -como los tres anteriores- en el hospital Príncipes de España, de Beilvitge, dos trasplantes de córnea* y dos trasplantes de riñón. Ello no debe contemplarse como una situación excepcional, sino como una fase más del desarrollo de una técnica terapéutica sobre cuyas repercusiones sanitarias y sociales debemos reflexionar.Existen enfermedades que han sido provocadas por la afectación de un solo órgano del cuerpo: la diabetes, la insuficiencia renal y la ceguera son quizás los más conocidos. La pérdida de las, funciones de estos órganos puede producir la muerte o dar lugar a discapacidades que disminuyen gravemente las posibilidades vitales del enfermo. En estos casos la sustitución del elemento afectado por uno sano es la única alternativa para conseguir una rehabilitación adecuada del enfermo y, en ocasiones, la única manera de mantenerlo con vida.
No todas las operaciones de trasplante han alcanzado el mismo desarrollo y no todas pueden ser evaluadas con la -misma precisión. Así, las implantaciones de córnea y riñón ya están perfectamente sistematizadas y han demostrado sobradamente su eficacia. En otros países existe también una experiencia importante sobre el trasplante de hígado y corazón, conocemos sus indicaciones clínicas y los porcentajes de supervivencia. Sin embargo, estas intervenciones acaban de iniciarse en nuestro país y deberá transcurrir un período de tiempo y una acumulación de resultados antes de que podamos valorarlos.
El hecho que más claramente diferencia el trasplante de cualquier otro, tratamiento médico es la necesidad de obtener órganos de cadaver. Esta es, al mismo tiempo, la principal limitación al número de intervenciones que puede realizarse. Los órganos para trasplantar sólo pueden obtenerse de personas previamente sanas que han muerto dentro de un hospital por causa de un accidente o de otros procesos patológicos muy específicos. Incluso dentro de este grupo sólo una pequeña parte reune las condiciones adecuadas, En consecuencia, sólo el uno por ciento de las personas que mueren en los hospitales son potenciales donantes de órganos.
Los trasplantes requieren la actuación coordinada de gran número de personas y estructuras, lo que desborda el funcionamiento habitual de los centros sanitarios: la extracción y el trasplante pueden tener que efectuarse en hospitales distintos, con la consiguiente necesidad de trasplantar los órganos en las condiciones adecuadas; la confirmación de la muerte del donante requiere la actuación de especialistas en patología del sistema nervioso, y en muchas ocasiones precisa autorización judicial, lo que puede suponer la intervención del médico forense. Si se realiza la extracción de diversos órganos puede ser necesaria la actuación de distintos equipos quirúrgicos.
Por otra parte, los servicios de cuidados intensivos o reanimación deben conservar las condiciones biológicas del donante des de su muerte hasta el momento de la extracción. Hay que determinar la compatibilidad entre donante y receptor, lo que se efectúa en el laboratorio de referencia (que en, nuestro caso hay uno para toda Cataluña). Ya que la -extracción es siempre una intervención urgente, las actividades descritas deben poder ponerse en marcha a cualquier hora del día o de la noche.
Las necesidades actuales
Solo en Cataluña existen 2.000 enfermos con insuficiencia renal tratada mediante diálisis, cifra que aumenta cada año en 400 nuevos enfermos. El 60% de ellos podría ser trasplantado, con lo que sus posibilidades vitales cambiarían radicalmente, pero en todo el año 1983 se practicaron únicamente 175 trasplantes de riñón, y aunque esta cifra es comparable a la de los países europeos sanitariamente más avanzados, resulta dramáticamente insuficiente para cubrir los requerimientos antes citados Hay que añadir que el tratamiento de estos enfermos costó a la Seguridad Social catalana alrededor de 6.000 millones de pesetas durante el pasado año.
No se pueden analizar de la misma manera las necesidades de trasplantes de hígado y corazón, cuya fase inicial de desarrollo debe tener como objetivo principal la acumulación de experiencia por parte del equipo sanitario responsable y la evaluación de los resultados que se obtengan. En consecuencia, el control de cada forma de trasplanté debe ser distinta.
En primer lugar hay que informar ampliamente a la población de los criterios de solidaridad y altruismo que rigen la donación de órganos. La ley de trasplante y extracción de órganos de 1979 y la Administración Sanitaria garantizan los principios de respeto absoluto a la voluntad del finado, la ausencia de, intereses económicos o de otro tipo ajenos a la salud en la donación o trasplante de órganos, y el control de calidad que se ejerce sobre los centros de extracción y trasplante.
En segundo lugar deben crearse los sistemas de coordinación necesarios para que funcione bien la compleja red de equipos y centros. En Cataluña se ha adoptado la figura del coordinador de trasplante, ampliamente, probada en otros países, cuyas funciones abarcan desde la sincronización de todas las etapas de un trasplante hasta la formación del personal sanitario de centros extractores. Por otra parte, es necesario determinar los criterios de acreditación y control de calidad de los centros de trasplante, así como los sistemas de información sanitaria -registros de enfermos y encuestas de funcionamiento de centros que permitan evaluarlos. Los nuevos programas de trasplante requieren un seguimiento muy estrecho que permita, en el período más corto de tiempo, sacar conclusiones sobre su eficacia y costo. Para ello la limitación del número de centros y equipos que los desarrollen es absolutamente necesaria.
Finalmente, la Administración sanitaria tiene la obligación de estudiar cualquier innovación tecnológica en el campo de la medicina desde una perspectiva global, analizando sus posibles resultados positivos en comparación con las repercusiones económicas sobre la totalidad de la oferta sanitaria. En este sentido, Sanidad y Seguridad Social tiene en proceso de creación un Comité de Alta Tecnología, que, recabando el asesoramiento de los expertos en cada campo, tenga con rapidez información exacta de cada caso.
Los trasplantes de la semana pasada se han logrado, además, por el alto mérito de unos profesionales sanitarios que han conseguido que Cataluña sea desde los años sesenta pionera en el trasplante de riñón, de córnea y médula ósea, y ahora inicie ese papel con hígado y corazón. En este marco, el papel de la Administración sanitaria es coordinar, canalizar y estimular toda la bien demostrada capacidad científica y técnica de nuestros profesionales y de nuestras instituciones.
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