La apuesta de 'lendakari'

El deseo del PNV de controlar el cargo de presidente del Gobierno vasco, mediante su sometimiento a la disciplina de partido, es una insinuación que Xabier Arzallus dejó sobre el tapete, en su última conferencia de prensa, en tono premonitorio. Se refirió directamente al conflicto suscitado en las filas nacionalistas a finales de año, cuando el lendakari reclamaba la independencia orgánica, para precisar que la dirección del PNV "accedió a sus peticiones", pero que, con el tiempo, "las aguas volverán a su cauce". Por su parte, el lendakari, que sabía que de estas elecciones internas dependían las orientaciones ideológicas y políticas del partido, así como sus relaciones con el Ejecutivo de Vitoria, apostó por el caballo perdedor.Seguramente Carlos Garaikoetxea sabría, cuando comenzó su apuesta pública por Sabin de Zubiri, que tenía muy pocas posibilidades de que ganara su candidato, entre otras cosas por las dificultades que entraña realizar una campaña para acceder al aparato, sin contar con el aparato, con la desventaja que ello supone, en relación al sector que apoyaba a Michel Unzueta. Sin embargo el lendakari no quería perder una oportunidad, quizá irrepetible, para ganar, al merior, algunos adeptos en la dirección de la provincia que cuenta con el mayor número de afiliados, y por esta razón tiró la toalla del silencio que le ha arropado durante los cuatro años de la primera legislatura.

Amigo de Sabin de Zubiri, con el que seguramente no se identifica políticamente del todo, el lendakari prefirió optar por la lista que encabezaba el viejo nacionalista, entre otras cosas por lo que ello implicaba de rechazo público, hacia la otra candidatura. Sus relaciones con Michel Unzueta han estado dominadas, generalmente, por la malquerencia y, en el mejor de los casos, por la distancia premeditada.

Desde que el ex senador se mostrara partidario, en 1978, de votar afirmativamente en el referéndum constitucional (el PNV se abstuvo en dicha consulta) Garaikoetxea, partidario de la abstención, no le ha mostrado especiales simpatías. Y viceversa. Unzueta no pudo ocultar su contrariedad ante el plante de Garaikoetxea, a finales de año, y explicó así la adhesión inquebrantable que la actitud del lendakari encontró en las bases del partido: "Es evidente que el sexo ha entrado en las asambleas".