España y la OTAN

El PeriódicoA la conclusión enunciada en el título -ya de entrada- hay que llegar en torno a la vinculación o no de España a la OTAN, después de tres declaraciones que en tres días ha formulado el presidente del Gobierno, Felipe González. Ahora, ya en Helsinki, capital de un Estado neutral en las confrontaciones internacionales, el presidente González, en unas cuantas declaraciones en cuatro días, ha puesto más énfasis en las relaciones Este-Oeste.Un inciso importante. A Adolfo Suárez se le acusaba de reservar para los periodistas extranjeros las declaraciones importantes sobre cuestiones que nos afectaban sobre todo a los españoles. Felipe González no sólo ha seguido tal norma, sino que la ha ampliado. A los periodistas extranjeros o en sus visitas internacionales, Suárez sólo explicó nimiedades en comparación con la bien calculada incontinencia verbal del presidente socialista cuando se encuentra con micrófonos o cámaras de otro país.

Sobre el futuro de España y los españoles ante la OTAN ahora lo sabemos casi todo. Supimos que el referéndum prometido en la campaña se celebraría en 1985, cuando Felipe González lo anunció en su viaje a Estados Unidos. Y hemos sabido todo lo demás ahora, a través de las declaraciones a la emisora francesa Europa 1 -antesala de la prevista y frustrada reunión con el primer ministro Mauroy, hospitalizado en estos momentos- y las posteriores en su viaje a Copenhague.( ... )

Sabemos ahora, por ejemplo, que el Gobierno no aceptará una España neutral y aislada de los planes defensivos occidentales. Según opinión expresada por Felipe González, él no cree que el pueblo español pudiera manifestarse favorable a una opción neutralista y aislacionista. ¿Y qué pasaría si el pueblo español, libremente consultado, se inclinara por tal posibilidad?. Pero difícilmente esto podrá ocurrir, porque antes el Gobierno expondrá su parecer y en tal sentido se orientará la pregunta que se formule a los españoles. Por lo que se adivina, se tendrá que pertenecer a algún colectivo muy radical para rechazar la sibilina pregunta sobre la que previamente se habrá pronunciado el Gobierno.

Se veía venir. Los radicales dirán que el Gobierno socialista ha cedido ante las presiones internacionales, y los más generosos atribuirán esta actitud al pragmatismo que ha de inspirar al poder. Las sucesivas declaraciones hacían previsible este desenlace. A partir de ahora ya no puede haber sorpresas.( ... )

10 de mayo