Juan Pablo II recibe una de las acogidas mas coloristas de sus viajes en Papúa-Nueva Guinea
Juan Pablo Il llegó a las seis de la tarde de ayer (once de la mañana, hora peninsular) a Papúa-Nueva Guinea, donde fue objeto de uno de los más coloristas y entusiastas recibimientos de toda su largo carrera viajera por el mundo. En este país, con un 28% de católicos, el Papa presidió una misa concelebrada después de haber pedido que "descienda la paz de Dios sobre vuestras maravillosas islas, sobre vuestros grandes ríos, sobre los altos montes y los valles proflindos; párese sobre vuestros volcanes, y llene vuestro, mar azul".
La figura blanca del Papa estalló en lo alto de las escalerillas del avión en el aeropuerto de la capital, Port Moresby, como una aparición llegada de otros mundos. Se oyeron retumbar los tambores y los gritos de los nativos, que mientras danzaban hacían resaltar el blanco de los anillos de hueso que adornaban sus narices.Esperaban al Papa en el aeropuerto de Jackson's, además del arzobispo de la capital, Peter Kurongku, que entró en el avión a saludar a Juan Pablo II, el gobernador general, sir Kingaford Dibela, que representa en Papúa-Nueva Guinea al jefe del Estado, que es la reina Isabel II de Inglaterra.
El espectáculo era tan atractivo y exótico, por los vestidos, las máscaras, los abanicos de plumas grandísimas y coloradísimas de aves del paraíso, que toda la Prensa internacional que acompaña al Papa en su avión se olvidó de la ceremonia de recepción oficial para lanzarse a admirarlos, a grabar el sonido ronco de aquellos instrumentos que traían los aires de la selva y fotografiar aquellos cuerpos semidesnudos.
El Papa conquistó inmediatamente a estos hombres y mujeres que aún están saliendo de la prehistoria y que lograron la independencia hace nueve años, hablándoles, en su primer discurso, en dos de sus lenguas más importantes, el motu y el pidgin, que es una variación dialectal del inglés. Se dirigió a ellos como lo hacen los misioneros que han aceptado pie namente la cultura ancestral, mis teriosa y sencilla de esta tierra, diciéndoles: "Descienda la paz de Dios sobre vuestras maravillosas islas, sobre vuestros grandes ríos sobre los altos montes y los valles profundos; párese sobre vuestros volcanes, y llene vuestros mares azules".
El patronazgo de san Miguel
Después el Papa les explicó por qué después de la independencia los obispos proclamaron al arcángel san Miguel patrón especial de Papúa-Nueva Guinea. "Han escogido a un espíritu", dijo Juan Pablo II, "porque vosotros creéis en los espíritus buenos y teméis a los malos". Y añadió: "San Miguel Arcángel es de verdad el amigo del pueblo de Dios. Él os ayudará a derrotar a Satanás y sus tentaciones. A él le pido que proteja a los jefes de vuestro Gobierno y a todos nosotros".Estas palabras sobre los espíritus encantaron a los papúes, ya que, en sus creencias animistas, los espíritus lo pueblan todo. Todo lo que pasa es a causa de un espíritu, bueno o malo. Para liberarse de un espíritu maligno recurren al hechícero. Los misioneros aseguran que esta creencia es tan fuerte que aun a los cristianos les permiten que practiquen la magia blanca.
La jornada de ayer acabó en Port Moresby con una misa en el estadio H. Murray, concelebrada con algunos obispos papúes. Asistió prácticamente toda la capital, que tiene poco más de 100.000 personas, a pesar de que aquí los católicos rondan el 28% de la población.
Más de 400 indígenas, con sus trajes y maquillajes de las danzas de guerra, hombres y mujeres, entraron acercándose a unos metros del altar a ritmo de danza. Eran todos creyentes y seguían la misa con fervor. Las mujeres, con sus senos al aire brillantes de aceite, y los hombres, con sus plumajes y sus taparrabos.
Todos siguieron la misa sentados sobre la hierba, extasiados ante el Papa blanco encaramado a un altar elevadísmo para que todos pudieran verlo. Vimos volar cerca del altar, atraídas por la luz, mariposas gigantes como murciélagos.
El Papa, que habló de la "gran alegría de su corazón" por el contacto con "la joven y vigorosa" comunidad católica de Papúa-Nueva Guinea, realizará una visita de tres días a este país.
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