La pérdida de altura en vuelo, posible causa del accidente de un avión Phantom en Teruel
La pérdida de altura en el vuelo pudo ser la causa del accidente ocurrido el pasado viernes en las proximidades de Teruel en el que perecieron dos capitanes del Ejército del Aire al estrellarse el Phantom que pilotaban. Los dos militares, que realizaban ejercicios de instrucción, serán enterrados hoy, José Manuel Hernández Ferry, en Madrid, y Gonzalo Gracia Ramos, en Zaragoza, donde viven sus padres. Ambos eran naturales de la provincia de Teruel, en concreto Hernández Ferry había nacido en Villel, localidad próxima a donde se produjo el accidente, por lo que debían de conocer el terreno. (Véase EL PAIS de ayer).
El pastor Marcial Crespo Maicas, vecino de Pedalejos, localidad donde ocurrió el accidente, fue testigo del siniestro y el primero en alertar a la Guardia Civil, ha manifestado que vio al aparato volar bajo "luego oí un ruido que me llamó la atención y dije: ese no gana la loma; un segundo después el aparato cayó de costado y se vio una gran llamarada y una densa columna de humo". Ayer en el Gobierno Civil de Teruel se desconocían las causas del accidente y se estaba pendiente del resultado del examen de la caja negra del aparato, aunque se cree que el Phantom perdió altura y fue a estrellarse contra un montículo.
Paracaídas desplegados
Los dos tripulantes llevaba los paracaídas desplegados, pero parece ser que, debido a la baja altura a la que volaban, no les dio tiempo a abrirse completamente. La labor de rescate, en la que colaboraron los 135 habitantes de la localidad, el levantamiento de los cadáveres y su posterior traslado a la base aérea de Torrejón de Ardoz, su lugar de origen, se realizó a últimas horas del viernes.Esta tarea de, rescate resultó muy laboriosa debido especialmente al mal tiempo y a lo accidentado del terreno donde se produjo el accidente, un monte de unos 1.300 metros de altura sobre el nivel del mar.
El piloto instructor José Manuel Hernández Ferry, de 33 años, casado y con una hija nacida hace unos días, era un experimentado piloto y Gonzalo Gracia Ramos, de 27 años de edad, tenía proyectado desplazarse en breve a Estados Unidos para seguir un curso de pilotaje de los aviones F-18 adquiridos por el Gobierno español.
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