Más de 60 heridos en la enfermería del estadio
El accidente sufrido por un autocar de seguidores catalanes (más información en páginas de España) conmocionó a dos hinchadas, separadas ya antes de la final por los enfrentamientos dialécticos de Clemente con Menotti y Maradona. Todos, catalanes y vascos, se sintieron golpeados en la tragedia y lucieron brazaletes negros sobre sus camisetas, guardándose un minuto de silencio antes de iniciarse el encuentro. Más tarde, hubo una larga serie de agresiones entre las respectivas hinchadas. Más de 60 heridos fueron atendidos en la enfermería del Santiago Bernabéu.
Madrid, desde Chamartín al Bernabéu, de la Cibeles a la plaza de Castilla, era un hervidero en rojiblanco y azulgrana antes del partido. Antes de los lamentables incidentes. Más de 10.000 seguidores bilbaínos llegaron a la capital del Estado sin entrada. Hubo piques dialécticos. Ojalá se hubieran quedado en eso.A las 9.35 horas Regó el primer tren especial de Barcelona a la estación de Chamartín. A las 10.15, 10.40 y 11.00 la invasión férrea llegó de Bilbao. Gorras, bufandas, banderas, botas de vino y la primera interrogante: "Oiga, ¿dónde se puede tapear hasta la hora del partido?". Ya se cruzaban versos: "Dónde está, no se ve, la afición de San Mamés", cuando el color azulgrana predominaba en una ancha parcela de la Castellana, poco antes de mediodía cuando se produjo la llegada masiva de los autocares catalanes. La respuesta, inminente, unos metros más abajo, de los bilbaínos, que fueron siempre más numerosos: "Barça por millones, Athlétic por cojones". Todo olía a empate, prórroga y penalties, con arbitraje de Camilo José Cela.
Todos tenían ayer su refián favorito. Un hincha vasco le recordaba a un rival azulgrana que "quien da primero, da dos veces".
Si refería al triunfo inicial de la directiva bilbaína, que se situó estratégicamente en su hotel habitual, el mismo que utiliza el Barcelona, que se vio obligado a cambiar. "No por mucho madrugar amanece más temprano", replicaba con ligereza mental el de la bufanda azulgrana, que veía reforzada su tesis con el apoyo de otro compañero, quien, tras acabar una jarra de cerveza, sentenciaba: "ya sabes que los gitanos no quieren a sus hijos con buenos principios".
Nota curiosa la presencia, juntos y revueltos con sus respectivas familias, de dos catedráticos de la Universidad de Bilbao, economistas. A uno le ha entrado el fervor por el asunto futbolero desde hace un par de años. Sería cuestión de comenzar una tesis doctoral sobre el poder de captación del farolín bilbaíno por antonomasia, el tal Javier Clemente. El otro es socio con carné del Barcelona. Lo de la comida en el camino lo arreglaron, previsiblemente, a base de pan amb tomaca y bacalao al pil pil.
¿Y los centralistas? ¿a quien apoyarían esta vez?. Parece que los enfrentamientos tradicionales Madrid-Barcelona, en materia futbolística, pueden más que los dos títulos birlados in extremis por el Athlétic a los madridistas. Así, la llegada de la expedición azulgrana a su hotel, en la noche del viernes, fue acompañada de los sones del ¡Hala Madrid! a cargo de una tuna Y más curiosidad al respecto. Un seguidor madridista, portando su bandera blanca, recibió a los bilbaínos en su hotel a los gritos de ¡Athlétic, Athlétic!. A todo ello, Clemente hacía llamamiento a su directiva para que, "se gane o se pierda, hay que brindar con champán catalán". No faltó, claro, el agorero de turno quien, impecablemente vestido de azul, sentenciaba en un corrillo: "a mí me da igual, los dos son extranjeros".
Horas más tarde, el caos
Unas 60 personas fueron atendidas, horas más tarde, en el estadio Bernabéu. El doctor Enrique González Ruano aseguraba no haber visto "nada igual en toda mi vida deportiva". Los atendidos se presentaban con heridas abiertas, "producto incluso de botellazos en la cabeza"; otros llegaron con los ojos morados, producto de golpes nítidos; los más se quejaban de contusiones fortísimas en diversas partes de su anatomía; los había completamente ebrios, quienes sufrieron alguna lipotimia, y amago de angina de pecho otro individuo que, al parecer, fue trasladado a la residencia sanitaria de La Paz". El Real Madrid trataría de sacar tajada de todos estos altercados, pidiendo, según Europa Press, cerca de 7 millones de pesetas por daños y perjuicios. Los periodistas gráficos Manuel Escalera, de EL PAIS, y Carlos Monje, de Diario 16, recibieron golpes producto de lanzamientos de objetos al césped, que precisaron varios puntos de sutura.
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