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Elecciones al Parlamento de Cataluña

Pujol afirma que su victoria no debe servir para humillar a nadie, sino para construir Cataluña

El presidente Jordi Pujol, aclamado por sus seguidores que se habían concentrado ante el local central de Convergéncia Democràtica, en la calle de Provenza de Barcelona, afirmó anoche, en un improvisado discurso, que la victoria no debía servir para humillar a nadie, sino para construir Cataluña. Pujol fue felicitado por el presidente del Gobierno, Felipe González, cuando éste conoció los resultados provisionales. El lendakari vasco, Carlos Garaikoetxea, se manifestó anoche "impresionado" por los resultados obtenidos por los nacionalistas catalanes, con los que "mantenemos afinidades evidentes". También mostró su satisfácción el presidente del Partido Demócrata Liberal y de la comisión gestora federal del Partido Reformista, Antonio Garrignes, para quien se ha acabado con el bipartidismo en España, al fracasar AP como única alternativa al socialismo.

Garrigues consideró que éste era el momento clave para definir una nueva nueva estructura política de cara a 1986 y anunció que el congreso constituyente del Partido Reformista se celebrará antes de que termine el año. Las triunfalistas declaraciones de Garrigues merecieron una dura respuesta de Manuel Fraga, para quien la operación reformista sólo está en el papel.A las 21.45 horas el candidato socialista a la presidencia, Raimon Obiols, visiblemente afectado, admitió ante la Prensa la victoria de Pujol, aunque destacó el incre mento del número de diputados del PSC. Obiols dijo que reconocía la derrota frente a la absten ción, y añadió que los resultados significaban un fracaso de la política catalana en su conjunto. "Como catalanes, más que como socialistas, nos preocupa para el futuro" agregó, y anunció que desde el Parlament se luchará por incorpo rar a la política catalana a la mayor parte de los ciudadanos.

A través de una nota de la ofici na del portavoz del Gobierno, el presidente Felipe González reiteró su voluntad de mantener una estrecha relación de cooperación y diálogo entre el Gobierno de la nación y la Generalitat. El ministro del Interior, José Barrionuevo, consideró, asimismo, que los resultados electorales no deben impedir el entendimiento entre ambas administraciones y que las relacionés institucionales deben ser de colaboración. Las declaraciones de Pujol en este sentido son también tranquilizadoras. Según el reelegido presidente, su fuerza política debe servir para negociar con el Gobierno central, no para enfrentarse a él.

La participación fue muy inferior a la registrada en las elecciones legislativas de octubre de 1982 (80,70%) y sólo ligeramente superior a la de las autonómicas de marzo de 1980 (61,43%). A las dos de la madrugada, el conseller de Gobernación, Maciá Alavedra, la fijó en el 64,21%. La abstención perjudicó esencialmente a la izquierda, en particular a los socialistas.

Raimon Obiols reconoció ayer que su partido, el PSC, había perdido voto catalanista en beneficio de CiU: "Con humildad, esto hemos de reconocerlo". Lluís Armet, el número dos socialista, admitió que los resultados obligaban a un replanteamiento en el PSC", que Pasqual Maragall, alcalde de Barcelona, tradujo en un endurecimiento en la política de oposición parlamentaria de los socialistas, hasta ahora muy respetuosa con la institución.

La amplitud de la victoria de CiU descarta todas las hipótesis sobre posibles alianzas para formar Gobierno en Cataluña. Jordi Pujol habrá alcanzado su objetivo, repetido hasta la saciedad, sobre todo en la última semana de campaña, de lograr una amplia mayoría que haga innecesario el pacto con otros grupos. La hipótesis de tener que apoyarse en Alianza Popular era especialmente incómoda para Pujol, pero en las actuales circunstancias no necesitará el pacto ni con la Esquerra de Barrera. La presidencia del Parlament recaerá posiblemente en Concepció Ferrer, diputada electa de CiU por Gerona.

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En la anterior legislatura, el Gobierno Pujol tuvo que apoyarse en ERC y UCD. Como fruto de estos pactos, el secretario general de ERC, Heribert Barrera, fue aupado a la presidencia del Parlament. Su partido ha pagado, como se esperaba, un alto precio por su apoyo a Pujol, con la pérdida de ocho escaños. Barrera declaraba anoche que su grupo posiblemente se abstendrá en la votación de investidura. El ligero avance socialista, se ha producido a costa de los comunistas del PSUC, que pasan de 25 a 6 diputados, y del voto de, 1980 a los andalucistas del PSA. Pero el PSC no ha conservado ni mucho menos los votos que obtuvo en las elecciones legislativas de octubre de 1982. Esta circunstancia llevó a los dirigentes de CiU Ramón Trias Fargas y Joan Rigol a afirmar anoche que los resultados electorales tenían también la lectura de un voto de castigo al Gobierno socialista. Miquel Roca señaló que debían servir de reflexión al Gobierno central.

AP sólo ha heredado 11 de los 18 escaños centristas de 1980. El resto se los ha llevado Convergéncia i Unió, que se ha beneficiado, asimismo, de los votos que ha perdido ERC. Manuel Fraga admitió ayer que esperaba mejores resultados y Juán José Folchi, líder del Partido Demócrata Popular en Cataluña, fue más lejos y abogó por un giro de Coalición Popular hacia posiciones de centro.

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