Teresa Berganza 'arma la tremolina'
Cantó Teresa Berganza para la Asociación de la Prensa en el teatro Real y armó la tremolina, por decirlo al aire de Agustín Lara. La arma cada vez que viene a Madrid por diversas razones: la primera de todas, por lo que ha sido y es Teresa Berganza, cuya trayectoria artística nos cuenta tan bien, en el programa de mano, Fernando Ruiz Coca.Artistas como Teresa Berganza se dan de tarde en tarde y, al parecer, condensan en su hacer el sentimiento y los gustos de toda una época.
Segunda causa del triunfo y el entusiasmo desbordado: Teresa, a pesar de la espectacular carrera internacional y de una actividad profesional incesante y siempre de la mayor categoría, canta poco en Madrid. En ópera es difícil verla y escucharla, dado nuestro provisional panorama lírico y la decisión de la mezzosoprano madrileña de no hacer las cosas sino como se deben hacer. En recital, desde hace unos años, tenemos la espaciada pero periódica compañía de la voz y la gracia de Berganza, la mayor parte de las veces en recitales benéficos.Esta circunstancia hace que en los programas de Teresa alternen con los lieder y canciones fragmentos de óperas en los que muestra las líneas de su personalidad. La emoción hondísima e interiorizada de Piangeró la sorte mía, de Haendel; el exacto punto expresivo del operismo clásico vienés en el aria de Merfina, de Haydn, o la absolutamente sensacional versión del aria de Tancredo, de Rossini, bastarían para prestigiar a una intérprete capaz de dar con la trascendencia de la levedad.
Recital para la Asociación de la Prensa
Soprano: Teresa Berganza. Pianista: Juan Antonio ÁIvarez Parejo. Obras de Haendel, Pergolesi, Haydn, Rossini, Thomas, Massenet, Bizet, Toldrá y Granados. Teatro Real, Madrid. 28 de abril.
Inmediatamente, Teresa Berganza mudó su acento para cantar el goetheano "¿Conoces el país donde florece el limonero ... ?", de la Mignon, de Thomas; el aria "Carlota", en Werther, de Massenet, y la habanera de Carmen, que Bizet tomara de Iradier, no para reproducirla tal cual, sino para mejorarla y sintetizarla sustancialmente. Esto es tres aspectos muy significativos del romanticismo operístico visto desde Francia, que exigen toda una serie de cualidades, desde la dicción a la más sutil penetración. Sin hablar de la comunicatividad, porque ésta, en Berganza, es irresistible.
Lo fue, igualmente, en las preciosas canciones castellanas de Eduardo Toldrá, sobre Jérica, Lope, Garcilaso y Quevedo o en el tríptico La maja dolorosa y otras tantas tonadillas de Enrique Granados. La actuación se prolongó con muy diversas propinas. La colaboración del pianista Álvarez Parejo fue de todo punto ejemplar.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.