Los ciudadanos brasileños ven frustrada su pretensión de elegir directamente al presidente de la República

Los brasileños no podrán elegir directamente a su presidente este año: la enmienda constitucional que así lo proponía fue derrotada ayer en la Cámara de Diputados, al no lograr reunir los 320 votos -dos tercios del total- exigidos para reformas constitucionales en Brasil. La votación terminó a las dos de la madrugada, y la sesión que la precedió fue una de las más largas -16 horas- de la historia parlamentaria del país.

Fue una sesión muy tensa, pero sin incidentes. La oposición logró reunir 298 votos. Faltaron 22 para que la enmienda fuese aprobada. La táctica del Partido Democrático y Social (PDS), en el poder, fue el absentismo y dio buenos resultados: la ausencia de 112 diputados oficialistas fue decisiva para que el proyecto de la oposición cayese en saco roto. Sólo 65 diputados del PDS se presentaron para votar no a la enmienda. Tres se abstuvieron.Los números son importantes, ya que dentro de algunas semanas la misma cámara deberá reunirse para examinar otra propuesta de enmienda constitucional, presentada por el general Joâo Figueiredo, presidente del país. Como quedó claro en la votación de ayer, la oposición tiene la mayoría indiscutible de votos y puede forzar negociaciones con el partido del Gobierno. La nueva enmienda prevé el restablecimiento de elecciones presidenciales directas para 1988, pero ese plazo de espera es considerado demasiado largo por los partidos de la oposición.

Los militares aceptan devolver el poder a los civiles, pero quieren imponer un plazo que la oposición y una aplastante mayoría de la opinión pública consideran demasiado largo. La oposición, respaldada, por una campaña multitudinaria, exige "¡elecciones ya!".

El régimen teme que, de ocurrir así, llegue a la presidencia el gobernador de Río de Janeiro, el socialdemócrata Leonel Brizola, considerado demasiado radical por los sectores más duros de los militares. Las últimas encuestas de opinión señalan a Brizola como uno de los principales favoritos, pero dan al vicepresidente, el centrista Aureliano Chaves, mayores posibilidades de victoria. Los analistas del régimen, sin embargo, no confían en esas encuestas y afirman que el gobernador de Río sería prácticamente invencible en las urnas.

Las negociaciones entre el Gobierno y la oposición buscarán encontrar ahora una salida intermedia. El general Figueiredo ya declaró que aceptaría un Gobierno de transición, con un presidente elegido por el colegio electoral (la vía indirecta inventada por el régimen instalado desde hace 20 años) y que se quedaría en la presidencia hasta 1987. De esa forma, Brasil tendría elecciones presidenciales directas en 1986. La oposición acepta en principio la tesis, y hasta tiene un candidato de consenso para ese Gobernador de Minas Gerais Tancredo Never.

Sin embargo, ese pacto exigirá negociaciones delicadas. Hubo un cambio fundamental en el país en los últimos tres meses, y ese cambio no se dio en los pasillos de la política, sino en la calle. La opinión pública conquistó un enorme' espacio con la campaña por las "¡elecciones directas ya!, y la desilusión provocada ayer hace que sea también necesario negociar en las calles.