La amenaza de división en los sindicatos bolivianos, principal causa de la dimisión de Lechín
La amenaza de división, por causas ideológicas, del movimiento sindical boliviano es la principal razón por la que Juan Lechín Oquendo ha decidido abandonar el liderazgo sindical, según manifiesta el propio dirigente obrero en una entrevista concedida a EL PAIS en La Paz.
La decisión del máximo líder laboral boliviano de retirarse de las direcciones de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros Bolivianos (FSTMB) y de la Central Obrera Boliviana (COB) ha causado sensación entre los trabajadores y una precipitada actividad proselitista entre los probables delfines que aspiran ahora a suceder a Lechín en los influyentes cargos que ha ejercido a lo largo de los últimos 40 años.Varios factores son los que le han llevado a adoptar la decisión de dimitir, anunciada la semana pasada por carta a los mineros. Entre esos motivos se mencionaron la salud (el año pasado hubo de someterse a una delicada intervención quirúrgica), la edad (70 años) y, cómo no, "la necesidad de dar paso a las nuevas generaciones" de dirigentes sindicales. Pero el factor capital de esta decisión fue dado a conocer ayer a este periódico por el propio Lechín, al, señalar que "existen claros síntomas de que el sectarismo de las fuerzas de izquierda amenaza con provocar una división en el movimiento obrero boliviano".
La Federación de Mineros primero (considerada como la vanguardia del proletariado boliviano) y la COB después se han caracterizado por su independencia política, tanto frente a las decenas de regímenes que se han sucedido en Bolivia como frente a aquellos partidos políticos que lograron puestos de control en el movimiento obrero boliviano.
El caso más típico de esta situación es el propio Lechín, que mantuvo una posición sindicalista aun cuando ello le significó relegar su opinión política como jefe del Partido Revolucionario de la Izquierda Nacionalista (PRIN), que fundó en marzo de 1964, al separarse del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR).
Precisamente esa independencia política ha valido a la COB y a la FSTMB su gran influencia ante los bolivianos, y permitió a ambos sindicatos convertirse en punta de lanza de la lucha por la pacífica vuelta de la democracia hace casi dos años.
800.000 afiliados
En los últimos meses, la generalmente homogénea y férrea unidad del Comité Ejecutivo de la COB se ha visto seriamente resquebrajada por las diferencias ideológicas, que en algunos momentos han logrado neutralizar la acción netamente sindicalista que pretendía ejercer la máxima organización laboral en defensa de sus 800.000 afiliados.Aun cuando Lechín no hace referencia concreta a las fuerzas de izquierda que mantienen latente la amenaza de división del movimiento obrero, es indudable que se refiere tanto al Partido Comunista de Bolivia (prosoviético), que cuenta con dirigentes en la COB y ministros en el Gobierno, como al Partido Obrero Revolucionario, que en los últimos tiempos ha logrado una importante expansión, especialmente en las organizaciones laborales y estudiantiles.
Lechin señala que "estoy contra el sectarismo que pretende y puede causar la división del movimiento obrero", antes de añadir que "la decisión de retirarme de la dirección sindical es irrevocable. Así lo he comunicado y pedido a las bases mineras en una carta enviada a los sindicatos para que no me reelijan".
Las elecciones para la ejecutiva de la Federación de Mineros se realizan en asambleas de trabajadores en cada una de las sedes sindicales del país (Bolivia tiene unos 80.000 trabajadores mineros), y son los dirigentes de distrito los que llevan el nombre del candidato al congreso minero nacional. En los últimos 30 años ese nombre fue siempre el mismo: Lechín. El congreso minero de este año comenzó el viernes y durará hasta el martes, cuando debe conocerse el nombre del secretario ejecutivo y el resto de la directiva sindical.
Lechín llegó a la secretaría ejecutiva de la influyente Federación de Mineros pocos años después de su fundación (1944), tras desempeñar un cargo administrativo que le fue confiado "por no ser trabajador minero", según señalan testimonios de la época. Por aquel entonces Lechín se sumó al grupo de bolivianos que ocho años más tarde (1952) habría de protagonizar la revolución que rompió las estructuras de poder económico y social del país, dominado entonces por una burguesía criolla.
El llamado Movimiento Nacionalista Revolucionario estaba integrado, entre otros, por Víctor Paz Estenssoro, Hernán Siles Zuazo, Juan Lechín Oquendo y Walter Guevara Arze.
La presidencia
El tercer hombre de la revolución, como se conoce también a Lechín, no llegó a culminar su aspiración presidencialista. A un "¿buscará la presidencia?" formulado por EL PAIS, Lechín contesta que "será un frente de izquierda el que designe al candidato a la piesidencia en las elecciones generales en 1986", para explicar que su partido "es chico, aunque nació grande, y no tiene muchas opciones para ganar en solitario unas elecciones generales".El PRIN, como el MNR y la gran mayoría de partidos creados en Bolivia, se ha visto afectado por el mal del desgajamiento, es decir, divisiones o escisiones producidas por causas no precisamente ideológicas, sino por el profundo sentimiento caudillista que domina aún a muchos políticos bolivianos y, en el peor de los casos, por intereses personales. Desde la Federación de Mineros, Lechín logró que la COB se convirtiera en la organización aglutinante, de los trabajadores bolivianos.
Marginado de la presidencia de la República, Lechín logró controlar desde la COB el llamado poder obrero y con él influir decisivamente en la vida política boliviana.
Vicepresidente de la República en el segundo mandato de Paz Estenssoro (1960-1964), se enemistó con él cuando Paz decidió mantenerse en la presidencia por tercer período (quitándole opción a él) y fundó su propio partido. Como protesta, él y Siles Zuazo iniciaron una célebre huelga de hambre, que no impidió la reelección de Paz a la presidencia.
Exiliados por regímenes militares, Lechín y Siles crearon en Caracas un negocio que les rindió sustanciosos beneficios, pero que no evitó las desavenencias políticas entre ambos, que a partir de entonces se convirtieron en irreconciliables enemigos. Este sentimiento desapareció hace poco, cuando el presidente Siles visitó al poderoso dirigente sindical en su lecho de enfermo.
Independientemente de su decisión, Lechín continúa trabajando al frente de la COB. Ayer se reunió con el equipo económico del Gobierno de Siles Zuazo para negociar mejoras salariales, mientras los mineros, en Matilde, un centro a pocos kilómetros al norte de La Paz, reunidos en su congreso, escuchaban su informe escrito.
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