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Libia pide a Pérez de Cuéllar que medie para levantar el cerco de su Embajada en Londres

Soledad Gallego-Díaz

Libia ha pedido al secretario de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuéllar, que medie ante el Gobierno británico para que la policía londinense ponga fin al cerco de su Embajada en Londres. Las autoridades británicas no han reaccionado ante esta propuesta, pero continúan tratando de resolver la crisis de forma negociada y por agotamiento de los ocupantes de la oficina popular de Trípoli.

En una carta dirigida a Pérez de Cuéllar -quien casualmente se halla en Londres, donde preside una reunión de todas las agencias de la ONU-, el encargado de negocios de la misión libia en las Naciones Unidas pedía ayer al secretario general "que use sus buenos oficios para persuadir al Gobierno británico a poner fin al asedio de la oficina popular en Londres, de permitir a los funcionarios de la oficina circular libremente y de liberar al encargado de negocios y a los diplomáticos detenidos por las autoridades británicas, al igual que a los libios detenidos en el aeropuerto de Heathrow".Pérez de Cuéllar está "personalmente dispuesto" a mediar entre Londres y Trípoli si ambas capitales lo acepten, según un portavoz de la ONU.

La policía, mientras tanto, mantiene su paciente cerco de la Embajada, en pleno centro de Londres, y las negociaciones prosiguen. Aunque oficialmente no se han dado explicaciones, parece que la policía cree que el responsable de los disparos el pasado martes contra una pequeña manifestación anti-Gadafi puede ser uno de los llamados estudiantes revolucionarios que se instalaron en la Embajada, con el visto bueno del coronel libio, el pasado mes de febrero. Estos pretendidos estudiantes -que algunos libios refugiados han denunciado como oficiales del Ejército- no gozan de inmunidad diplomática. Esta sería la razón por la que los ocupantes, diplomáticos y estudiantes, se niegan a salir del edificio, a fin de dar tiempo para que Trípoli negocie con Londres que los estudiantes tampoco serán perseguidos.

El Gobierno libio ha hecho llegar a Londres "su pesar" por la muerte de la joven policía, pero ha advertido al Gobierno británico de que si su Embajada es asaltada tomará, represalias. De momento, ayer permitió circular por Trípoli a los diplomáticos británicos, a quienes, junto con todo el personal de la Embajada, se les había prohibido la víspera abandonar la legación en la capital libia.

Preparado el SAS

La jornada de ayer transcurrió en Londres con calma. La policía bloqueó los accesos a la calle en que se encuentra la Embajada con grandes plásticos azules para impedir que fotógrafos y equipos de televisión rueden sus actividades. Cerca de 100 agentes, con armas de precisión, pasaron toda la noche del martes al miércoles en las azoteas y terrazas cercanas, protegidos contra el frío con sacos de dormir. En segunda línea se encuentra preparado un equipo del temido Special Air Service (SAS), comando antiterrorista del Ejército británico, pero las autoridades insisten en que no entrará en acción. El ministro del Interior, Leon Brittan, que se ha hecho cargo de la crisis -puesto que Margaret Thatcher se encuentra de viaje en Portugal y el ministro de Asuntos Exteriores, Geoffrey Howe, en Hong Kong-, aseguró que el Gobierno no tiene ninguna intención de violar la ley internacional relativa a la inviolabilidad de las embajadas y a la inmunidad del personal diplomático.Los contactos entre los ocupantes de la Embajada y Scotland Yard se tradujeron en la tarde de ayer en una entrevista personal entre representantes de la policía y dos diplomáticos libios. "No sabemos cuánto tiempo están dispuestos a quedarse dentro", afirmó un portavoz de Scotland Yard, que reconoció que la policía ha proporcionado a los ocupantes de la Embajada comida, bebida y cigarrillos. Un portavoz de los libios, entrevistado por teléfono, dijo que "Ia situación es muy divertida" y que el coronel Gadafi se había hecho cargo personalmente de las negociaciones.

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