Las reticencias de Strauss fuerzan una reunión de los líderes de la coalición de la RFA
Los presidentes de los tres partidos que forman la coalición de centroderecha de la República Federal de Alemania se reunieron ayer en Bonn, por segunda vez desde la victoria en las elecciones de marzo de 1983. El canciller y presidente democristiano, Helmut Kohl (CDU), el ministro de Asuntos Exteriores y presidente liberal, Hans-Dietrich Genscher (FDP), y el presidente de Baviera y de la Unión Socialcristiana bávara, Franz Josef Strauss (CSU), celebraron un encuentro formal a propuesta de éste último, que se considera con frecuencia marginado en la toma de decisiones del Gabinete.
A pesar de su apariencia impulsiva y temperamental, Strauss es un hombre caviloso y vacilante a la hora de tomar decisiones que afectan a su persona. En octubre de 1982, cuando se produjo el cambio en Bonn, no aceptó el Ministerio de Hacienda. En las elecciones de 1983 sus esperanzas se centraban en la cartera de Exteriores, pero el FDP siguió en el Gobierno, y Genscher en su sitio.Strauss rechazó entonces el Ministerio de Defensa. Luego hubo intentos del presidente bávaro de medir sus fuerzas, y lanzó a sus ventrílocuos para probar sus posibilidades de llegar al Ministerio de Defensa, con el escándalo del general Kiessling, y también con el de Economía, con el ministro, conde Otto Lambsdorff (FDP), implicado en el caso de corrupción del consorcio Flick.
Desde entonces, Strauss no dejó pasar ocasión de crear dificultades al Gobierno con sus excursiones a puntos de crisis -Granada, Suráfrica, países del Este y Oriente Próximo- donde sostuvo posiciones a veces contrarias a las del Gobierno de Bonn o criticó su política exterior. La táctica de Kohl y Genscher fue torearle, ignorando sus escapadas o diciendo que la capital de la RFA "está en Bonn, y no en Munich".
La fórmula buscada para integrar a Strauss fue el gremio informal de los presidentes de los tres partidos de coalición (CDU, CSU y FDP), pero hasta ayer esas reuniones en la cumbre de la coalición sólo se celebraron en una ocasión, en junio del año pasado. Antes del encuentro de ayer, políticos de la CSU bávara criticaron la política de opinión pública que sigue el Gobierno federal, a quien acusan de no vender bien su labor.
Los temas de discusión de los presidentes de los partidos ayer, en Bonn, estaban centrados en asuntos de política interior y, sobre todo, de índole económica: reforma de las tarifas fiscales y planes de jubilación anticipada.
Los tres participantes en la reunión de ayer han sufrido desgaste en el año de ejercicio del poder. El canciller Kohl (CDU) mantiene cotas elevadas de popularidad, pero los escándalos Kiessling y Flick marcan la carrera de dos ministros en un Gobierno que llegó al poder con el anuncio de la "renovación moral y espiritual" del país. Genscher (FDP) ha sufrido en los últimos días fuertes ataques en su propio partido, que le acusa de "falta de ideas" y de llevar al FDP a una derrota tras otra en los Estados federados. Tampoco Strauss (CSU) es el líder indiscutido en su propio partido, donde bajo cuerda se especula con su decadencia.
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