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CIENCIA

Los tripulantes de la nave 'Challenger' consiguen recoger el satélite 'Solar Max' para intentar hoy su reparación

Los cinco astronautas del transbordador norteamericano Challenger consiguieron ayer capturar el satélite Solar Max e introducirlo en la bodega de carga de la nave, para intentar hoy su reparación. El éxito en este segundo intento de recoger el satélite, que estaba en órbita desde 1980, ha motivado se prolongue 24 horas más la misión. Ésta terminará el próximo viernes a las tres de la tarde, hora peninsular, con el aterrizaje del Challenger en Cabo Cañaveral.

"Lo tenemos", exclamó el comandante de la nave, Robert Crippen, en una breve comunicación con el control de tierra en Houston, a las cuatro de la tarde de ayer, hora peninsular. Esta lacónica frase provocó una explosión de alegría en la inmensa sala de control de la agencia espacial norteamericana (NASA). En este segundo intento, la captura del satélite fue realizada por medio del brazo articulado de 16 metros de largo de que va provisto la nave.El Challenger maniobró hasta situarse debajo del satélite -es decir, con la parte superior de la nave frente al ingenio no tripulado- y el astronauta Terry Bart, experto en el manejo del brazo articulado, fue el encargado de pescar el satélite. Utilizó para ello una especie de soga metálica aplicada a un saliente del ingenio espacial, que situó posteriormente sobre un chasis especial en la bodega de la nave.

Aproximación

La maniobra de aproximación se realizó con toda normalidad. A la una de la tarde (hora peninsular), el radar del Challenger tenía ya fijado al satélite, que se hallaba entonces a unos 30 kilómetros de la nave.El transbordador se encontraba sobre el océano Indico, en su 62ª revolución en torno a la Tierra, cuando Hart intentó con éxito sujetar el satélite con el brazo mecánico controlado por ordenador y lo introdujo muy lenta mente en la bodega de la nave Hart se valió de una cámara de televisión para dirigir el brazo articulado.

Los astronautas George Nelson y James van Hoften intentarán hoy reparar el satélite, y para ello harán una salida a la bodega, en la que permanecerán seis horas. Ésta era la última oportunidad que tenían los tripulantes del Challenger de recuperar el satélite, debido a que se estaban agotando las reservas de combustible disponibles para que el transbordador maniobrara, debido a la cantidad que se gastó en el intento del pasado domingo.

En comunicación con el control de tierra, donde se encuentran numerosos técnicos y científicos, los astronautas realizarán todo tipo de pruebas para asegurarse del buen funcionamiento de satélite. Si la reparación de hoy tiene éxito, el satélite será dejado nuevamente en el espacio, también por medio del brazo articulado, mañana jueves, y el viernes los astronautas reemprenderán el regreso a la Tierra.

En caso de no lograrse la reparación, los astronautas traerán consigo el satélite, de seis metros de largo, para que sea desmontado y revisado completamente en el centro Goddard, de Washington, donde se realizó su, ensamblaje antes del lanzamiento.

El Solar Max es el primer satélite concebido para poder ser recuperado y reparado. Lanzado el 14 de febrero de 1980 para situarlo en una órbita cercana a los 500 kilómetros de altura, tenía como misión estudiar las espectaculares erupciones que se producen a intervalos regulares en la superficie solar. Pocos meses después de su lanzamiento, una avería en el sistema automático de posición respecto al Sol le convirtió en inútil para cumplir su misión.

De seis metros de largo y forma de paralelepípedo, el Solar Max pesa más de dos toneladas y está equipado con seis paneles solares y pilas de cadmio para alimentar el sistema eléctrico.

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