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El papa Juan Pablo II coloca al cardenal Casaroli al frente del Gobierno vaticano en una amplia remodelación de la curia

Juan Arias

Juan Pablo II acaba de realizar una pequeña revolución en la curia romana cuya novedad principal ha sido delegar todos sus poderes temporales como soberano del Estado vaticano en el secretario de Estado, cardenal Agostino Casaroli. Esta entrega de los poderes temporales del Estado vaticano al secretario de Estado, que hace de Casaroli una especie de virrey del Papa, ha sido dada a conocer por Juan Pablo II en un documento especial de su puño y letra, lo que otorga mayor relieve a su decisión. El Papa lo justifica afirmando que su labor apostólica en favor de la Iglesia universal le impide cada vez más interesarse en los asuntos civiles y temporales del Estado del Vaticano.

En medios diplomáticos vaticanos se interpretaba este reajuste de la curia como un reflejo de la preocupación del Papa por la marcha de las finanzas del Vaticano y, concretamente, por las actividades del Instituto para Obras de Religión (IOR), banco central del Vaticano.Los nuevos poderes concedidos a Casaroli, de 69 años de edad, que continúa como secretario de Estado, le permitirán controlar la gestión del pequeño Estado vaticano, que tiene un déficit de cerca de 30 millones de dólares (unos 4.500 millones de pesetas). También ejercerá un control más estricto sobre la banca vaticana, a la que las autoridades italianas han hecho, en parte, responsable de la quiebra del Banco Ambrosiano, aunque el Vaticano ha negado cualquier responsabilidad en el escándalo.

Fuentes vaticanas indicaron que Casaroli, desde su nuevo cargo, puede eclipsar el papel del arzobispo norteamericano Paul Marcinkus, presidente de la banca vaticana y gobernador del Vaticano. Según fuentes del Gobierno italiano y acreedores del Banco Ambrosiano, el IOR tiene una responsabilidad en las deudas del Banco Ambrosiano valorada en 1.300 millones de dólares. Fuentes de la Iglesia católica indicaron que el Vaticano esta dispuesto a pagar 250 millones de dólares en su disputa con el Banco Ambrosiano, cuyo presidente, Roberto Calvi, apareció colgado en un puente de Londres en 1982, tras huir de la justicia italiana.

Con esta decisión, el Papa en realidad quiere desligarse, frente a la opinión mundial, de cualquier responsabilidad en la gestión de asuntos de tipo económico y administrativo, para que su figura de pastor no pueda ser salpicada por los posibles escándalos de sus administradores.

De la misma forma, Paul Marcinkus ve alejada su posibilidad de ser cardenal, al tiempo que ahora el cardenal Agostino Casaroli, que nunca había visto con buenos ojos las operaciones del banquero Marcinkus, se convierte en el inmediato superior de éste.

Un africano, prefecto de la Congregación de Obispos

La reorganización del Gobierno supone también el ascenso a una cartera ministerial del cardenal de Benin, Bernadin Gantin, primer religioso africano que llega a tan alto cargo. Ha sido nombrado prefecto de la Congregación de Obispos, uno de los ministerios claves de la curia encargado del nombramiento de los obispos. El cardenal Gantin tenía ya un puesto importante en la curia ya que era presidente de la comisión Justicia y Paz. La presidencia de la Congregación de Obispos la ocupaba hasta ahora el cardenal Sebastiano Baggio, que pasa a la presidencia de la comisión pontificia para el Estado de la ciudad del Vaticano.

En total, el Papa ha hecho ayer 16 nuevos nombramientos, tras haber aceptado la renuncia de otros tantos cargos importantes por motivos de salud o de edad o por haber superado ya los cinco años en el mismo puesto.

La comisión para la Propaganda de la Fe será presidida por el arzobispo de Dublín, Dermont J. Ryan, y el cardenal Agnelo Rossi, brasileño, hasta ahora prefecto de la congregación para la Evangelización de los Pueblos, ejercerá de presidente de la administración del patrimonio de la Santa Sede, cargo ocupado hasta ahora por Casaroli.

La Sagrada Congregación para los Religiosos e Institutos Seculares, que deja el cardenal argentino Eduardo Pironio, será presidida por el arzobispo Jean Jerôme Hamer, hasta ahora secretario de la congregación del ex Santo Oficio. A la presidencia de la comisión pontificia Justicia y Paz pasará el cardenal francés Roger Etchegaray, arzobispo de Marsella. La comisión pontificia para las Comunicaciones Sociales, que deja el polaco y amigo personal de Juan Pablo II Andrés María Deskur, estará presidida por el estadounidense John P. Foley. Para el Secretariado de los Cristianos, el Papa ha nombrado al arzobispo de Onissha, en Nigeria, Francis Arinze.

Quien no ha obtenido mucho de esta revolución de la curia ha sido el ex nuncio en España Luigi Dadaglio, que ha sido nombrado sólo propenitenciario mayor.

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