Reagan responsabiliza al Congreso de los fallos de su política exterior
El presidente norteamericano, Ronald Reagan, dijo ayer que los fracasos de su política en Líbano, las dificultades para obtener ayuda militar para Centroamérica y los escollos en las negociaciones de armamento con la Unión Soviética son fruto de la oposición del Congreso a la política exterior de la Casa Blanca.
Por segunda vez en una semana, Reagan acusó al Congreso de su país de ser un obstáculo para la buena marcha de la política exterior estadounidense. Principalmente, por el fracaso de su política en Líbano, donde, tras organizar una fuerza multinacional pacificadora, Reagan debió dar marcha atrás, retirando a los marines de Beirut y a la VI Flota de las aguas de Líbano."Si queremos disponer de una política exterior sustanciosa, el Congreso debe apoyar los detalles prácticos de la misma y no sólo los objetivos generales", dijo el presidente en la mañana del viernes, en un discurso pronunciado en Washington, en el Georgetwon Center for Strategic and International Studies (Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales de Georgetwon), donde poco antes se había recibido una amenaza de bomba.
El presidente de Estados Unidos criticó a los miembros del Congreso, tanto demócratas como republicanos, que, según su punto de vista, continúan bajo el síndrome de Vietnam, "lo que impide desarrollar las capacidades del Congreso para una acción coherente y responsable, necesaria para llevar a término nuestra política exterior".
Reagan atacó también las dudas del Congreso a la hora de aprobar una mayor ayuda militar para Centroamérica y criticó el hecho de que los legisladores no sigan las líneas marcadas por el reciente informe de la comisión Kissinger. "Es necesario restablecer un consenso en el Congreso", dijo Reagan, en relación a Centroamérica, "porque las dudas sólo favorecen a los enemigos".
Reagan hizo un llamamiento al "patriotismo" de los congresistas para que no soliciten recortes en el presupuesto militar de EE UU a fin de no debilitar la posición norteamericana en las conversaciones con la URSS sobre reducción de amamento.
Los miembros liberales del Congreso criticaron en tono duro el discurso de Reagan, pronunciado en un foro al que pertenecen cerebros de la política exterior estadounidense, como el ex secretario de Estado Henry Kissinger o la embajadora de EE UU ante la ONU, Jeanne Kirkpatrick. Para Thomas O'Neill, líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, "toda la responsabilidad del fracaso y la pérdida de vidas norteamericanas en Líbano se debe a la decisión del presidente Reagan".
Al intentar responsabilizar al Congreso de las dificultades de su política exterior, Reagan pretende, ajuicio de algunos comentaristas, compartir los efectos del fracaso de su operación militar en Líbano y advertir de lo que puede ocurrir en Centroamérica.
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