Latinoamérica pide a la banca mundial que asuma parte de los costes de la renegociación de la deuda exterior
ENVIADO ESPECIAL, La petición de que el coste de la gigantesca deuda externa latinoamericana (superior a los 330.000 millones de dólares) sea asumida por los diversos actores que intervinieron en la generación de la crisis (países deudores, banca internacional, países industrializados, organismos financieros internacionales y el propio sistema de relaciones económicas globales) queda como el mensaje genérico del plenario de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), que será clausurado hoy en Lima.
La CEPAL ha analizado la necesidad de colocar en un nivel político diferente las relaciones entre los países latinoamericanos, por una parte, y sus acreedores y los países industrializados, por otra, si no se quiere que la crisis sea incontrolable.Así, el organismo de las Naciones Unidas considera tres puntos esenciales: en primer lugar, cuestionar la viabilidad a largo plazo de un proceso de ajuste generalizado en el cual todos los países sean llevados al mismo tiempo a contraer sus importaciones y a tratar de expandir sus exportaciones.
En segundo lugar, el coste del ajuste ha recaído hasta ahora casi exclusivamente sobre los países deudores. Dentro de esta situación, la banca internacional no sólo no ha asumido una justa proporción de los costes del refinanciamiento de la deuda, sino que ha aumentado de forma desconsiderada sus márgenes de beneficio a través de los costes de la intermediación financiera; al mismo tiempo, ha obtenido la presencia vigilante del Fondo Monetario Internacional (FMI) en la gestión de la política económica interna de los países deudores, a fin de asegurar la capacidad de pago de esos países, y ha logrado extender en muchos de ellos la garantía del Estado a la casi totalidad de sus créditos, incluyendo aquellos que originariamente no contaban con la garantía pública.
Caída de las exportaciones
Por último, la CEPAL denuncia la brusca restricción de los flujos de capitales externos puesta en práctica por el sistema financiero internacional y el hecho de que América Latina haya pasado a ser exportadora neta de recursos. Esto se considera incompatible con una mínima recuperación regional y con la reactivación de la economía mundial.En su diagnóstico de la situación económica latinoamericana, el director de la división de desarrollo económico de la CEPAL, Andrés Bianchi, recordó que entre 1977 y 1983 el endeudamiento externo regional se triplicó, pero el servicio de la deuda se quintuplicó. A esto hay que sumar la caída del ingreso de capitales; extranjeros a la región y la consecuente baja en las importaciones. Además está, añadió Bianchi, "la brutal caída de un 40% del volumen de las exportaciones, mientras que su valor permanece igual".
El final del plenario de la CEPAL no supone que se interrumpa el diálogo multilateral de la región para buscar soluciones al complicadísimo problema de la reestructuración de la deuda. Inmediatamente comienza en Lima la reunión del Grupo Latinoamericano, para madurar las conclusiones de la CEPAL. La próxima semana se reunirán el Grupo de los 24 y el Grupo de los 10 (países en vías de desarrollo y países industrializados, respectivamente), en la sede del FMI. Ambas conferencias preceden a las del comité provisional y para el desarrollo de la junta de gobernadores del FMI.
Por su parte, el presidente del Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI), Luis Yañez, afirmó ante el plenario de la CEPAL que la integración de España en la Comunidad Económica Europea (CEE) "impulsará las relaciones entre Iberoamérica y la CEE". Yañez, que encabeza la delegación española en estas sesiones, subrayó la necesidad de buscar nuevas vías de colaboración internacional para hacer frente a la crisis.
Presencia española
En el apartado referido a la integración en la CEE y las posibles repercusiones sobre esa zona, afirmó que el Gobierno español tiene presente en su actuación, la salvaguardia al máximo de las relaciones que ligan a España con los países latinoamericanos. Hizo hincapié, asimismo, en que los negociadores con el Mercado Común tienen un mandato para conseguir la creación de una situación especial de Latinomérica en su relación con la futura CEE de doce miembros. Esto supondrá una "oportunidad histórica para atenuar las discriminaciones económicas que hasta el presente sufre Iberoamérica por parte de la CEE frente a otras regiones con menor desarrollo relativo".
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