_
_
_
_
Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El boxeo: a un paso atrás y dos adelante

En la tarde del jueves 29 de marzo, la corporación socialista perdió una batalla. Pero la guerra -en este caso pacífica, afortunadamente- es algo mucho más largo y penoso que una simple escaramuza. Para nosotros, la lucha no ha hecho más que empezar; este pequeño retroceso será como el paso atrás que dan los corredores, para adoptar una postura sólida, a la hora de iniciar la salida de la prueba con mayor impulso. Espero, estoy seguro, de que esta derrota será un toque de atención, un revulsivo, para todas aquellas personas que aún no han tomado una actitud decidida y apasionada en favor de la supresión de una actividad tan nefasta como el boxeo, no sólo en las instalaciones municipales ovetenses, sino en todo el mundo civilizado.La tranquilidad ante una decisión tan lamentable proviene de la certidumbre que proporciona el acuerdo unánime de los especialistas, absolutamente opuesto al de unos políticos que revocan la postura adoptada en su día por los gestores del deporte municipal ovetense. No tengo noticia de la existencia en España de neurólogo, neurocirujano o neurorradiólogo alguno que afirme que el boxeo el sano y saludable, como se llegó a asegurar en el debate por un concejal de la derecha. Los colegios de médicos británicos, suecos e italianos, así como la Asociación Internacional de Medicina Deportiva, han dejado clara constancia, en recientes fechas, de su repulsa por ese espectáculo pleistocénico, no sólo por sus consecuencias letales, sino también por su tufillo de explotación humana y de amoralidad mafiosa, estilo Chicago años treinta.

Es curioso que todos los aficionados a los espectáculos brutales, a la hora de argumentar sus opiniones, acuden al pasado: "ya en Grecia...", "la nobleza de un deporte milenario" o, por ejemplo, la cita que hizo un conservador al defender lo indefendible: "Homero, en La odisea, relata nobles combates...". Es evidente que a algunos señores les gusta el pasado remoto, pero igual no les gustaría tanto si a ellos les hubiera tocado ser esclavos, gladiadores o cristianos comidos en un circo para pública diversión. Si profundizamos un poco en este recurso al túnel del tiempo que utilizan personajes desinformados, deberíamos descubrir que desde la aurora de la civilización ya había quién se oponía a la barbarie y a la ignominia; así, Pitágoras, en un consejo recogido por el catedrático Gustavo Bueno, ya decía: "Debéis proceder como los corredores, cada uno de los cuales busca la victoria por sí mismo, y no como los luchadores, cuyo triunfo se asienta sólo sobre la destrucción del adversario". En línea con esa tradición del filósofo, ya progresista hace sólo 2.600 años, concluye el doctor Bueno en un estudio que me aportó para este debate: "Puede afirmarse, en consecuencia, que la institución del boxeo0 constituye una regresión, dentro de la cultura urbana, a situaciones muy definidas del salvajismo".

Miles de razones

Cientos, miles de razones, avalan la decisión de la Fundación Municipal de Deportes ovetense; pero en el fondo, sin más profundidades que no vienen al caso, no hay más motivos en nuestro favor que ese carácter progresista y de ensalzamiento del ser humano.En la derrota provisional de esta causa ha jugado un importante papel la actitud del PDP, partido que siempre se había abstenido argumentando motivos de conciencia por su ideología humanista; sorprendentemente, en el Pleno, apoyaron la actitud de AP, declarando a EL PAÍS del 30 de marzo que lo habían hecho porque "se trata de una importante victoria contra el Gobierno socialista municipal". Cada día la política nos da nuevas sorpresas: partidos que dicen ser y existir por y para la conciencia del ser humano, y la defensa de lo mejor de su tradición humanista, se alinean, con posturas de un cerrilismo inconcebible, para algo tan noble y elevado como derrotar a los socialistas en el tema del boxeo.

Igualmente preocupante es que el partido comunista apoye esta actitud, tras publicar un artículo en Mundo Obrero, su órgano central, que empezaba diciendo: "El alcalde de Oviedo ha prohibido la utilización de locales municipales para practicar el boxeo. Ya era hora de que alguien empezara a colgar esos guantes sangrientos".

Estos dos partidos, PDP y PCE, representados en la corporación por unas extraordinarias personas, me han sorprendido profundamente, pues no han estado en absoluto a la altura de su categoría y de sus convicciones. Siempre esperaré con los brazos abiertos una revisión de sus posiciones, que a nadie beneficiaría tanto como a ellos mismos.

Pese a todo y a todos, como decía al principio, la guerra se está iniciando. El Ministerio de Cultura, con Javier Solana a la cabeza, comienza a sanear el deporte con decisión y coherencia, como bien se manifiesta en el espíritu del real decreto que democratiza con matices discutibles el deporte federado, muy a pesar de quienes lanzan su bilis acomplejada a través de críticas cuyo máximo argumento es el insulto. Este partido de cambio moral que es el nuestro comienza, a contra corriente, a transformar el mundo de la competición; en tal objetivo debe estar el fin, de una vez por todas, de esa práctica que, como un fósil remoto, sobrevive incomprensiblemente en nuestro mundo moderno.

Los ovetenses y el pueblo español en su conjunto reaccionarán contra estos retrocesos, en abierto apoyo al cambio moral del deporte y de la sociedad.

Antonio Masip Hidalgo es alcalde de Oviedo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_