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El 'golpe civil' en Honduras añade incertidumbre al futuro de Centroamérica

El golpe civil preventivo del pasado sábado en Honduras, que se cerró con la destitución del comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, Gustavo Álvarez Martínez, y de otros tres altos jefes militares, introduce un nuevo elemento de incertidumbre en la compleja situación centroamericana. El presidente Suazo Córdova parece controlar la situación cuando comienzan, hoy mismo, las maniobras conjuntas norteamericano-hondureñas Granadero 1, que, en opinión de Moscú, podrían prologar una invasión de Nicaragua.

En El Salvador, mientras la violencia terrorista se cobraba ayer una nueva víctima, la del ex vicepresidente del Consejo Central de Elecciones Rafael Hasbún, este organismo hacía públicas, por fin las cifras finales del escrutinio de las elecciones del 25 de marzo, que señalan la victoria por mayoría relativa del candidato democristiano, José Napoleón Duarte, que disputará la presidencia, dentro de un mes, a su rival ultraconservador y dirigente de ARENA, Roberto D'Aubuisson. Duarte triunfó en 12 de los 14 departamentos del país y obtuvo en total el 43,41% de los votos, en tanto que D'Aubuisson logró el 29,76% y el líder del Partido de Conciliación Nacional, Francisco José Guerrero, obtenía un insuficiente 19,31 %.El golpe civil preventivo de Honduras (que quizá evitó un golpe militar) parece haber sido una iniciativa de la Fuerza Aérea, con el apoyo de oficiales intermedios.

Carlos Flores, ministro de la Presidencia, declaró ayer que los jefes militares fueron destituidos en "una reestructuración en el Ejército dispuesta por el presidente" y calificó lo sucedido como "una consolidación del régimen civil democrático". Suazo Córdova ha asumido la jefatura máxima de las Fuerzas Armadas.

Álvarez tuvo que abandonar el país el mismo sábado, al parecer en el avión presidencial, y se encuentra actualmente en Costa Rica, aunque su destino final será, probablemente, Estados Unidos.

Aún está sin aclarar la participación en los acontecimientos de la Embajada norteamericana. Su titular, John Dimitri Negroponte, afirmó que desconocía los cambios que iban a producirse, lo que, de ser cierto, revelaría una increíble incapacidad de sus servicios de espionaje, ya que EE UU mantiene en Tegucigalpa una superembajada con más de 600 funcionarios. Para nadie es un secreto, además, que se trata de la principal base de operaciones de la CIA para Centroamérica.

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