La verdad sobre la guerrilla
Durante la preparación de la serie de Televisión Española España, historia inmediata, el equipo de realización solicitó mi testimonio en calidad de participante en la lucha guerrillera, con el fin de incluirlo en el capítulo dedicado a este tema. Colaboré con interés y entusiasmo, ya que por vez primera parecía presentarse la oportunidad de dar a conocer públicamente a los españoles una parte de nuestra hstoria largo tiempo enmascarada.Sin embargo, la emisión del capitulo titulado La guerrilla, el pasado 18 de marzo, me ha producido tanto estupor como indignación. Mientras que se ha prescindido campletamente de mis declaraciones (ya de por sí limitadas a tres minutos en el rodaje), el general Manuel Prieto López ha contado con tiempo suficiente para reivindícar las excelencias de la dictadura y calificar de bandoleros y asesinos a los miembros de la guerrilla.
Rebato desde aquí al general Prieto; no pretendo extender mis referencias a todo el cuerpo de la Guardia Civil ni tampoco desenterrar odios ya superados. Unicamente aspiro a vez respetada la verdad histórica.
Por ser organizador de la JSU en 1936 y defender a la República pasé más de seis años en las cárceles de Santander. Mi segunda detención, en Granada, el 17 de enero de 1947, prolongaría mi condición de preso político durante 17 años más, con el único delito probado de colaborar en una oficina de propaganda guerrillera, sin más armas que la multicopista y, la máquina de escribir.
Fue el entonces teniente Prieto quien, informado de dónde podía apresarme indefenso, irrumpió en la oficina y, cuando intentaba escapar descolgándome por un balcón, me aplicó la típica ley de fugas, aun a sabiendas de que el cerco de guardias apostado en la única salida de la calle habría imposibilitado mi huida. Hizo blanco sobre mi cuerpo con cuatro balas dum-dum (explosivas) de su pistola, que continuó descargando incluso después de haber Caído en la calle, hasta que simulé estar ya muerto.
Fue también el teniente Prieto quien me acosó con chantajes y amenazas en el hospital, durante mes y medio, intentando en vano obtener informaciones y mi firma en una declaración preparada por él.
¿Cómo concuerda esa conducta con sus manifestaciones a lo largo del programa?
Cuando le escuché condolerse de los campesinos, según él víctimas de los bandoleros (no de la dictadura, claro), recordé cómo al ingresar yo en la prisión de Granada, el 1 de marzo de 1947, ocupaba ya la celda un muchacho campesino, Ramón Carrasco Gómez, a quien llevaron a diligencias dos o tres días después. No volví a saber nada de él hasta el día 15 del mismo mes, cuando leí en el número 414 del semanario Redención una noticia que, con el título "Tres malhechores, muertos por la Guardia Civil", comenzaba así: "Granada. Al ofrecer resistencia a la fuerza de la Benemérita, fueron muertos Ramón Carrasco Gómez, José María Pardo Barrios y Antonio Montilla Gallego, cómplices de las partidas de bandoleros de el Clares y el Sevilla...".
Si todos estos datos, entre otros, están en poder de Televisión Española, ¿por qué acepta otra versión como la única válida?
La responsabilidad radica exclusivamente en Televisión Española, al emitir las afirmaciones del general Prieto, implicado personalmente en el aparato represivo, y ocultar al mismo tiempo testimonios de demócratas que pueden ilustrar el valor real de tales palabras. /
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