El ministro del Interior peruano insinúa que el ideólogo de Sendero Luminoso fue el inspirador del motín de El Sexto
El ministro del Interior peruano, Luis Percóvich, sugirió el viernes, en su comparecencia ante la comisión permanente del Congreso de los Diputados, que Emilio Antonio Díaz Martínez, el ideólogo del movimiento terrorista de tendencia maoísta Sendero Luminoso, fue el inspirador del sangriento motín del pasado martes en el penal limeño de El Sexto, que causó 22 muertos y cerca de 60 heridos. Dos de los rehenes fallecieron ayer a consecuencia de las gravísimas heridas recibidas.
Si los resultados del motín no hubieran sido tan dramáticos, el asunto parecería casi de sainete. El ministro del Interior -enemigo público número uno de la Prensa, al haber negado la evidencia de malos tratos de la policía a algunos informadores el pasado día 22, cuando cubrían la huelga general que asoló todo el Perú- sugirió, mediante la fórmula de que quien calla, otorga, la posibilidad de que el motín hubiera sido consecuencia de una conspiración del narcoterrorismo (asociación entre los distribuidores de narcóticos en las cárceles y los terroristas de Sendero Luminoso). Así, todo habría estallado mediante una alianza entre el ideólogo de Sendero Luminoso presente en El Sexto -superviviente- y el rey del penal, Mosca Loca.Según Percóvich, Díaz Martínez figuraba entre los rehenes retenidos por los amotinados, pero fue el único que no sufrió malos tratos. El ministro precisó que disponía de informaciones confidenciales que probaban que el ideólogo de Sendero Luminoso estaba preparando su fuga de El Sexto.
La tensión reinante en el país tras la orgía de sangre del martes (algunas de cuyas más impresionantes imágenes fueron transmitidas por televisión) se templó y comenzaron a salir a la opinión pública numerosas voces contrarias a la pena de muerte en Perú, que de algún modo neutralizaron el clamor unánime de los momentos inmediatos a la matanza de El Sexto. En esos momentos, a las afueras de la cárcel, un numeroso grupo de personas quería linchar a los amotinados supervivientes, y casi todo el mundo se pronunciaba por una extensión de la pena de muerte (ahora sólo prevista para casos de alta traición en tiempo de guerra), ante la evidencia del sadismo y la magnitud de las torturas a que los amotinados sometieron a los rehenes.
La Prensa más amarilla incidía ayer en el entierro de Mosca Loca en el cementerio de La Planicie. Se calificaba toda la parafernalia del sepelio de "lujosísima" y se destacaba que sólo el ataúd -de acero- había costado 10 millones de soles (alrededor de 600.000 pesetas).
Otro frente de polémica se abrió a la hora de investigar cómo entró tal cantidad de armas como las que los reclusos utilizaron en la revuelta. Expertos en el sistema carcelario peruano opinaban que introducir revólveres, cuchillos y cartuchos de dinamita en semejante volumen podría haber costado una mordida a los funcionarios de entre 20 y 30 millones de soles.
El único que estaba en condiciones de pagar esta cantidad era Mosca Loca. Ahora bien, el por qué de cómo siendo el tesorero de la fuga acabó degollado y sin orejas, maltratado por los peligrosísimos Pilatos y Lalo Centenario, nadie se lo explica. Mosca Loca era centro de las envidias de los internos de El Sexto, al cumplir de un modo privilegiado su condena de 10 años por tráfico de drogas; su celda, aislada del resto, poseía televisión en color y un bar con alcohol, y en muchas ocasiones servía de alcoba para las visitas femeninas que tenía Mosca Loca.
Por otra parte, el pasado jueves fueron encontrados en la región de Ayacucho, al sureste de Lima, los cadáveres de 18 personas, estudiantes, campesinos y profesores, con visibles huellas de haber sido torturados antes de ser asesinados. Se sospecha que los autores de la matanza fueron miembros de Sendero Luminoso.
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