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La reconstrucción policial del asesinato de Teresa Mestre indica la ausencia de móvil sexual

Ángel Emilio Mayayo, el joven de 22 años de edad presunto autor del asesinato de María Teresa Mestre, no actuó por motivaciones sexuales, sino por un repentino instinto violento producto de un carácter en el que se evidencian algunas particularidades propias de un esquizofrénico. Así se desprende de la reconstrucción de los hechos realizada a partir de sus propias declaraciones ante la policía y el juez, según ha sabido EL PAÍS de fuentes solventes.

Según esta reconstrucción, María Teresa Mestre entró en el apartamento de Ángel Emilio Mayayo a requerimiento de éste, que le pidió ayuda para rellenar unos formularios para solicitar la instalación de un teléfono. Cuando la mujer acabó de darle las indicaciones necesarias y mostró su intención de salir del apartamento, para dirigirse a su propio domicilio, dos pisos más arriba, el joven la abofeteó repetidamente a y la empujó hacia atrás haciéndole caer sobre el sofá.Al parecer, Ángel Emilio Mayayo, que llevaba más de una semana solo en su domicilio, encontró en la visita de la mujer la compañía que deseaba y sintió la amenaza de una nueva soledad cuando ésta se levantó para marcharse.

La súbita aparición de una fuerte sensación de miedo en el rostro de la esposa de Enrique Salomó, cuando se sintió atacada por el joven, fue un factor determinante para la culminación del cambio de personalidad de Mayayo, que la golpeó en la cabeza con una barra tubular utilizada para la reparación de neumáticos. Angel Emilio Mayayo declaró el pasado lunes ante el juez, al igual que antes hiciera a la policía, que no recuerda nada de lo que pasó a partir de ese momento.

Esta versión de lo sucedido se complementa con lo expuesto públicamente el día de la detención del joven por el inspector jefe del grupo de homicidios de la Policía de Barcelona, Víctor Cuñado. Éste señaló que Ángel Emilio "parecía despertar de un estado mental extraño, que no se correspondía ni con la embriaguez ni con toxicomanías".

Según se desprende de los testimonios recogidos por este periódico, Ángel Emilio Mayayo había mantenido una fuerte discusión con su novia, con la que mantenía relaciones desde hacía varios años, el mismo día de la desaparición y asesinato de María Teresa Mestre.

De las declaraciones del detenido se desprende que se sintió muy afectado por la muerte de su padre, y que a partir de ese momento su personalidad sufrió cambios importantes, ya que no se compenetraba tan bien con su madre. Al parecer, el presunto asesino ha declarado que en algunas ocasiones había pegado a su madre. Este hecho, unido a su progresiva soledad y a la ruptura con su novia, ayudaría a explicar el cambio sufrido en su personalidad, al ver que su vecina Teresa Mestre quería abandonar su apartamento y que se sentía asustada.

Traslado aplazado

El titular del Juzgado número 2 de Reus, Mariano Muñoz, que instruye las diligencias sumariales, ha ordenado el ingreso del joven en la prisión de Lérida 1. El traslado, previsto para ayer por la mañana, fue aplazado por un período de 24 horas por decisión del juez, cuando ya un furgón celular de la Guardia Civil había acudido a la Comisaría de Policía de Reus, alrededor de las 9.30 horas.El aplazamiento, del que no tenía conocimiento el abogado de Ángel Mayayo, puede deberse a la práctica de nuevas diligencias judiciales. El joven permaneció ayer custodiado en la Comisaría de Policía de Reus. Sin embargo, el juez instructor negó a EL PAÍS haber ordenado alguna otra actuación sobre el caso, al margen del auto de prisión dictado la noche del jueves, y manifestó desconocer si Ángel Emilio Mayayo había sido ya trasladado a Lérida.

Fuentes próximas a la familia Salomó comentaron que el industrial se siente muy molesto por el traslado a Lérida del presunto asesino de su esposa cuando el conducto normal sería la Cárcel Provincial de Tarragona. La decisión del magistrado Mariano Muñoz obedece a un intento de "evitar situaciones desagradables para el detenido", según fuentes de la defensa, que la valoraron como "una medida de prudencia acertada por parte del juez".

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