El Cid Vendedor
Lo he descubierto mientras ojeaba un Diez Minutos atrasado. Rara circunstancia ésta, digo la del atraso, porque procuro leer puntualmente la revista para mantenerme informada de cuanta separación, nacimiento, divorcio y boda se celebra en este país, amén de otros pormenores de ese intramundo español, de ese segmento de la sociedad real que no encuentra reflejo en la prensa más sesuda y que sin embargo aquí, en el Diez Minutos, resplandece en toda su salsa, su penuria y su farfolla.Total, que cojo la revista y me lo encuentro. Se trata de un reportaje de Verstrynge vestido de Cid Campeador, orondo y serio. Tres páginas a todo color y un puñado de fotos de don Jorge con sus atavíos medievales, ropones raídos, mallas de lata trenzada, unas gualdrapas de guardarropía con las que se asemeja a un extra de película barata. Luce don Jorge su Tizona enhiesta y ojos de conquistar Valencia: "Siempre he admirado al Cid, ( ... ) me ilusiona vestirme así", explica el hombre, apurando hasta el fin la fantochada.
Más allá de la obviedad del símbolo, más allá de la amable y divertida malicia de los diezminuteros al proponerle encarnar un Cid de rompe y rasga, a mí lo que de verdad me deja estupefacta es su aquiescencia. Y que conste que a nuestra clase política, que peca de seria y de barbada, le viene bien el desentumecerse formalmente. El que Verstryrige, secretario general de AP, consienta en transmutarse en desnutrido Cid no me parece una frivolidad inadmisible, si no una auténtica tontuna. Ahí está don Jorge, el porte hojalatado y el gesto incierto, posando para las fotos con cara de no estar muy seguro de lo que hace. Vestido de guerrero matamoros, como una caricatura de sí mismo en tono ultramontano, justo la antítesis de la imagen de aggiornamento que él procura dar. Pero, por lo que se ve, el contenido y la coherencia poco importan. Lo fructífero es aparecer en Diez Minutos, un millón de ejemplares de tirada, un millón de votos potenciales. Es una mascarada política, y nunca tal frase se aplicó mejor. Es el viejo truco del Cid Vendedor.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.