Protagonismo de las eléctricas
Los valores eléctricos han retomado un notable protagonismo en las bolsas españolas como consecuencia de una demanda extendida que resultaba especialmente abultada en el caso de Iberduero y que terminaba por afectar casi por igual a todos los valores integrados en este sector, con algunas excepciones, como podía ser la de Eléctricas Reunidas de Zaragoza, valor que, desasistido de la atención de los inversores, está observando una trayectoria bajista un tanto dilatada.Iberduero, consolidado como el auténtico motor del sector, experimentó una mejora en sus cambios de tres enteros en el mercado madrileño, cerrándose operaciones al 58%, aunque después de hora se podían oír tanteos compradores que se centraban sobre él con insistencia. En la mañana de ayer casi nadie discutía que un importante grupo bancario está muy interesado en hacerse con un paquete representativo, aunque su volumen exacto no quedaba claro, de acciones de esta sociedad.
Tras Iberduero saltaron todo el resto de las eléctricas. Hidrola, valor en el que se paqueteó con notable fluidez a lo largo de toda la reunión, consiguió cerrar las operaciones del día con algo más de medio punto de mejora y, sobre todo, habiendo conseguido dispersar una buena parte del papel que, temeroso, se apresuraba a comparecer en el corro, ante la inminente ampliación de capital.
Unión Eléctrica, por su parte, mantiene, según se apuntaba en círculos especializados, intacto su deseo de aproximación a las otras dos grandes del sector, marcando diferencias con el resto de su entorno, operando con soltura y apuntándose un avance en su cotización de un punto y tres cuartos en la Bolsa de Madrid. También Sevillana y Fecsa también se sumaban al festival alcista y, entre otros, conseguían generar un avance en el índice particular de este grupo de 3,33 puntos.
Por su parte, el grupo bancario, a pesar de que se apuntaba un avance genérico también respetable, dejaba un cierto mal sabor de boca entre los operadores. La realidad es que prácticamente todos los valores integrantes del grupo selecto de los siete ofrecían pequeñas diferencias compradoras. Tan solo Banesto, con 2.237 títulos a la venta sin contrapartida, ofrecía un saldo vendedor. Las lentitudes ante estas diferencias fueron diversas, y mientras Popular acentuaba su trayectoria alcista acumulando seis puntos de mejora, Santander optaba por la moderación en el extremo contrario y ganaba sólo un punto. Banesto e Hispano Americano repetían.
El comentario general que se realizaba en círculos especializados en torno a este sector era de que, a pesar de su aparente pujanza, a estos valores se les pueden apreciar algunos titubeos aparentemente impropios de una coyuntura favorable como la que pretendidamente se atraviesa. Aunque nadie se atreve a establecer claramente las causas de estas supuestas indecisiones, lo cierto es que ayer se utilizaba como argumento el hecho de que el último borrador en el que se ha tenido acceso en medios especializados, sobre el nuevo régimen legal de las sociedades de inversión colectiva, limita las posibilidades de inversión de éstas en valores de su propio grupo a un 5% en cada una de las sociedades, porcentaje que nunca podrá llegar a superar, tras la suma de las compañías del propio grupo, el 25% del total de los activos invertidos de estas sociedades de inversión. En definitiva, parece que ha vuelto a destaparse el viejo fantasma de los problemas que podrían plantearse a los bancos ante un control estricto de sus autocarteras.
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