Nina Hagen, la fierecilla domada del 'punk'

Anoche, en la Sala Morasol, Nina Hagen dio el primero de los dos conciertos que la cantante pop alemana realizará en Madrid. El espectáculo respondió plenamente a las enormes espectativas que había despertado. Fuera del local quedaron algunos cientos de seguidores, sin entrada. Se produjeron apreturas, empujones y dificultades para acceder al recinto. Dentro, la sala estaba abarrotada. Solo había sitio para estar firmes.Nina Hagen demostró hallarse en plena forma. Su voz ecléctica y poderosa hizo vibrar, sin un respiro, a sus apretados y fieles seguidores. Nina estuvo acompañada por su banda, la Orquesta sin Problemas, con Alex LaRoque en la batería, Karl Rucker al bajo, Robert Irving en los teclados y la guitarra de Steve Schiff. Cuatro músicos con los que ha grabado Angstlos, su último elepé.

Cantó Nina sus nuevos temas discotequeros con un tratamiento más rockero. La música de Nina Hagen está plagada de múltiples y eclécticas referencias, salpicadas de pop y de reggae, hasta llegar a sus personalísimos gorgoritos operísticos. En cuanto a sus comportamientos en escena, Nina conserva su agresividad, pero bastante más pulida que en los comienzos de su carrera. Su espectáculo madrileño careció de los escándalos que en otro tiempo la hicieran famosa.

Con una puesta en escena absolutamente teatral, Nina permaneció casi todo el tiempo junto al micrófono. Unos potentes focos la capturaban en distintos primeros planos, según fluía su caudal de muecas. Durante la hora y media larga del concierto, Nina no cejó en su empeño de poner caras raras, mientras su cuerpo dibujaba evoluciones que imitaban a las torpes maneras de una marioneta desmadejada.

Lució un vestuario de lo más surtido. Minifalda, leotardos negros, camiseta a rayas, pelo corto y cola de caballo azul, en la más pura tradición de quinceañera pop. Más tarde, un deportivo pantaloncito corto del que emergía en la zona púbica una cabeza de perrito con la lengua fuera. Después, un peto y guantes de boxeo dorados. Y finalmente se vistió de gala a su manera. Un vestido blanco brillante y una cabellera azul fosforescente fueron el atuendo elegido para cerrar el espectáculo, con una versión del tema My Way, que popularizara Frank Sinatra.