_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La elipse

19 lunesLas folklóricas, nuestras queridas y nacionales folklóricas, planta de maceta, flor del cuarentañismo, andan reunidas/dispersas, estirándose la piel de clavel femenil, reagrupándose en espectáculos que bajan ya a lo más popular de lo nostálgico, queriendo reencontrar "las esencias", como Zubiri, como Tejero y como los filósofos de Girona, de qué cosa sea España. Ellas tenían un público al que tanto querían y que tanto las quería, ellas tenían un Cesáreo González y una Cifesa, ellas, las folklóricas, Lolas /Cármenes/Marujitas/Paquitas, todo lo tenían, porque eran metáfora y cartel de una España muy española. Ahora, las pobres, no entienden nada, por más que en Suiza les atiranten la glotis, el pómulo y la neurona. Andan como perdidas, reencontradas en matrimonios de ocasión, vírgenes de un Salzillo apócrifo en su propio Rastro interior, a ver si llega el spikinglis que se las lleve de una santísima vez. O el jeque. O el barón. Alguien que se las lleve, que no, que no quiero verlo. Sólo una de entre ellas, la más pequeñita, se salvó a tiempo, por una hoz y una úlcera por un martillo y un martinete Pepa Flores. El puñito débil y enérgico que sacaba en el picnic de Gallego, a mí, más que una seña política, me parecía el periscopio humano del "estoy aquí". Pepa Flores, que no se ha portado bien conmigo, y lo sabe, se está comportando a tope en la life. Es palabra que les gusta mucho a las folklóricas. Doña Lola lo ponía en la pizarra del Calderón, como mensaje y horario para la compañía: "Se ruega al personal que se comporte". Y las pobres no se están comportando, ni bien ni mal, sino que se confiesan enamoradas de uno y casadas con otro (también las no folklóricas) Se reúnen y dispersan, histéricamente, comercialmente, como las especies a extinguir, en un solo cuerpo/monstruo del lago Ness con faralaes, en una inmensa Lolacarmenmarujapaquitayeso. Mis queridas falklóricas, teología sexual de mis años de reportero audaz. Ya no hay julio/ 18 ni corren las fuentes de La Granja, ni corren ellas, fuentes femeninas de flamenco apócrifo, como se dice que corrían.

22 jueves

Manuel Gutiérrez Aragón nos lleva a María Luisa San José y a mí al pase privado de su nueva película, Feroz. En la pequeña sala de proyecciones, casi secreta, Haro-Tecglen y Conchita, Fernán-Gómez y Emma Cohen (esta mujer cada día tiene más espesor de personalidad), y poca gente más, aparte nuestro compañero Harguindey. Feroz nos cuenta bellamente la vieja historia del buen salvaje o el niño/ lobo (oso, en este caso). Bellamente, pero inadecuadamente, ya que la fábula con bicho que habla no encaja en el contexto realista de la narración. Las consecuencias cómicas de la multinacional manifiestan que el humor podría haber sido otro camino para este esopismo del gran MGA. Pero su "realismo mágico" no es suficientemente mágico como para somatizar este irrealismo, y es demasiado realista para transigir con la fábula. Hay, pues, un innecesario desajuste entre la historia narrada y la escritura de nuestro primer narrador cinematográfico joven.

23 viernes

Cena informal en la Moncloa con el presidente del Gobierno y doña Carmen Romero. Ops, Ramoncín, Aute, las señoras y poco personal más. Lo malo de las cenas informales es que obligan a la mayor formalidad informativa, de modo que no se puede contar nada. El presidente aparece taraceado de responsabilidades, y quizá por eso nos ha llamado a los frívolos de la Corte (o, cuando menos, de la Villa), para que le hagamos de manadero popular y veral. Carmen Romero, todo un compendio de amor y pedagogía. Ha probado que es la más sencilla en la vida española y la más sobriamente elegante en las Cancillerías europeas. Ops, un surrealista; Ramoncín, un rockero; Aute, un juglar, y uno mismo, que no es carne de horca ni pescado fácil de pescar. Pienso que el presidente puede haberse hecho una idea rica y varia del país. Que no decaiga, señor González.

24 sábado

Almuerzo con Raúl Morodo y con Bobillo para inventar algo con vistas a la Unesco París/ Bruselas. Se lo digo a Raúl, que está haciendo una gran labor:-Nuestra única manera de ametrallar a los franceses es la pintura. Cuando Guerra les citó a Goya, quizá se refería más al pintor que a los fusilamientos. Baudelaire descubre a Goya antes que nadie, en Europa, y de él nace todo el impresionismo francés. Pero luego el impresionismo se cierra otra vez con un español prodigioso y tardío: Sorolla. Por ahí les tenemos rodeados, o sea, Raúl. Todo lo que hagas por vender España culturalmente en la Unesco, que se asiente en el suelo firme de nuestra pintura. En la literatura se han negado a leernos. Saltan Cervantes y Lorca. Más un poco de fascismo/antifascismo, como fruta del tiempo y postre de la casa, porque arrastran la conciencia de los que se entregaron con Petain, y escribieron aquello del "anciano de la espalda limpia". Sólo son revolucionarios, ya, en la medida que nosotros no hemos hecho una revolución.

Nuestra manera de ametrallarles pesqueros, pintores, escuelas, mercadocomunes y grandeurs es llenarles de pintura española. Proust degradaba así a un personaje: "Sólo sale ya con grandes de España". Los grandes de España son Zurbarán y Barjola. La pintura es la pizarra de la historia. Aparte la guerra de la merluza, tan socialrealista, la guerra de la Unesco/España hay que hacerla en la pintura, que hoy los franceses no tienen, por más que metan a Picasso en los sellos de Correos. Quedamos en reunirnos con Luis Seara y más personal para inventar algo. Al contrario que en Francia, los escritores, en España, siempre han ido a rastras de los pintores. Ellos, los plásticos, nos han remolcado al mundo. Hasta que llega un destructor francés y dispara, claro. Estamos en su Louvre jurisdiccional.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_