España se abstiene de enviar observadores por no considerar legítimo el proceso

El Gobierno español -que ve con escepticismo los comicios salvadoreños- no ha enviado observadores, ya que considera que éstos, con su sola presencia, servirían para legitimar unas elecciones que no pueden controlar. Países europeos como la República Federal de Alemania, Holanda o el Reino Unido sí decidieron mandarlos. Incluso Portugal, que posee un Gabinete socialista, expresó su intención de enviar un representante de su Parlamento, aunque no del Gobierno. Los países del grupo de Contadora parecen haber optado por el equilibrio: Colombia y Venezuela tendrán hoy observadores en San Salvador, y México y Panamá, no. Fuentes oficiales españolas reconocen, por otra parte, que la Casa Blanca se ha mostrado muy activa a la hora de presionar a los países europeos y latinoamericanos para que envíen observadores a estos comicios.Fuentes cualificadas del Gobierno de Madrid mantienen que en El Salvador tiene prioridad el proceso pacificador sobre el proceso electoral, aunque no descartan por completo el valor de éste. Círculos gubernamentales consideran "muy difícil" la posibilidad de que los comicios de hoy sirvan para despejar el panorama político e iniciar la pacificación, aunque advierten que, si se alcanzan estas dos circunstancias, Madrid prestaría entonces todo su apoyo.

Las dudas españolas sobre las elecciones salvadoreñas contrastan con la decisión con que se apoya desde Madrid el proceso electoral nicaragüense, que tendrá su culminación el próximo mes de noviembre si se cumple el calendario previsto. España tampoco enviará observadores a Managua -entre otras cosas, porque nadie lo ha solicitado-, aunque sí mandará técnicos electorales.

Esta misma semana se conocía, precisamente, la anulación de la gira que tenía previsto realizar por Europa en abril el líder nicaragüense Daniel Ortega, que iba a visitar París, Bruselas y Bonn e intervenir ante el Parlamento Europeo. Se supone que la anulación obedece sólo a problemas internos. Madrid tenía puestas bastantes esperanzas en esta gira europea de Ortega, ya que se consideraba que podía ser útil para dar credibilidad al proceso democrático de Nicaragua.