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El Ejército salvadoreño trata, sin éxito, de patrullar todas las zonas del país para garantizar las elecciones del domingo

A menos que el Ejército salvadoreño lance una ofensiva imposible en todos los frentes, más de 50 municipios salvadoreños se quedarán sin urnas el próximo domingo, a pesar de que el Consejo Supremo Electoral haya publicado una lista de centros de votación que sólo excluye a 23 poblaciones. En la relación figuran numerosas localidades controladas por la guerrilla y alguna que otra aldea fantasma, como Tenancingo, abandonada por sus vecinos desde el bombardeo aéreo de septiembre.

Las diferencias tácticas entre las organizaciones insurgentes, sobre todo sobre incautación de cédulas, no impiden un propósito común de que no se celebren elecciones en las zonas que controlan.El presidente del organismo electoral, Armando Rodríguez, manifestaba días atrás que habrá urnas allí donde las fuerzas de seguridad puedan garantizar el proceso. Esto excluye automáticamente a una quinta parte de los ayuntamientos. "Si el ejército quiere venir aquí", dice el responsable político de las FPL (Fuerzas Populares de Liberación) en La Palma, "tendrá que pelear".

No rechaza, sin embargo, de forma terminante una eventual instalación de urnas sin la presencia del ejército, lo que provocaría una situación insólita: la celebración de elecciones bajo control guerrillero. Esta eventualidad ha sido desechada por el régimen. Como argumento disuasorio adicional para evitar el traslado de urnas hasta Chalatenango, próximo a Honduras, la carretera exhibe aún carteles que anuncian la colocación de minas.

Al igual que La Palma, varias decenas más de municipios donde hoy se pasea la guerrilla figuran en la lista del Consejo Electoral: Cessori, Jucuapa, San Antonio, Los Ranchos, San Gerardo y Carolina, entre otros. Sólo al norte del río Torola, en el departamento de Morazán, y en un corredor de Chalatenango se admite oficialmente que no se celebrarán elecciones. Los eventuales votantes tendrán que desplazarse por sus propios medios hacia las capitales de los departamentos.

El ejército trata desde ayer de hacerse omnipresente en todo el país, pero una ofensiva generalizada es impracticable, porque tiene que resguardar sus propios cuarteles y los centros de votación de las principales ciudades. Tanto en Chalatenango como en los departamentos orientales de Morazán, San Miguel y Usulután, se ve que la guerrilla ha adoptado también posiciones de máxima alerta.

Cautela ante los periodistas

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Por primera vez, los combatientes guerrilleros se muestran sumamente cautelosos ante los periodistas que llegan sin cita previa. Parecería que la Prensa se ha convertido en motivo de sospecha, fundamentalmente en los territorios que controla la brigada Braz, del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo)." No estoy autorizado para entrar en detalles", "no tenemos aún instrucciones de nuestra comandancia para el domingo", "no podemos decirle nada". Esta fue toda la cosecha de comentarios que pudimos sacar después de abordar a una decena de guerrilleros de Labraz perfectamente uniformados. Los periodistas que llegaron una hora después tendrían aún peor suerte, porque se encontraron con un retén guerrillero que les impidió el paso.

Únicamente un combatiente de las FAL (Fuerzas Armadas de Liberación), que dependen del Partido Comunista, fue algo más explícito y nos dijo al menos que ellos no están retirando cédulas a la ciudadanía. El ERP lleva en solitario esta campaña, ante la crítica de otras organizaciones. El dirigente de las FPI, considera que es un desacierto, porque puede causar perjuicios a la población civil y provocar actitudes de rechazo entre las personas más permeables a sus puntos de vista.

El alcalde de Jucuapa, miembro del partido ultraderechista Arena Antonio Machuca, asegura que el pasado miércoles se incautaron 1.500 cédulas en el pueblo.

"Estuvieron desde las nueve de la mañana hasta las dos y media de la tarde. Primero a los transeúntes y luego llamando a las casas, exigieron las cédulas con el pretexto de identificar a la gente, y luego la decomisaron, diciendo que el próximo lunes anunciarían por radio Chaparratique el lugar donde iban a depositarlas". Afirma que en algunos cantones han llegado a desnudar a la gente para comprobar que no llevaban el documento escondido entre las ropas.

Jucuapa, a sólo cinco kilómetros de la carretera Panamericana, no tiene guarnición militar desde que fue ocupada por la guerrilla en el mes de octubre. "Desde entonces la guerrilla viene 30 días, y sólo uno el ejército". Su alcaldía estaba el jueves atestada de vecinos tratando de reponer su cédula. A unos pocos kilómetros, sobre la carreteras, el ejército ha multiplicado sus patrullas. A la salida del pueblo, en dirección contraria, un pelotón de la guerrilla camina en formación. Lo mismo sucede en una quinta parte del territorio salvadoreño. El control que no ha podido establecer el ejército en cuatro años es imposible que pueda lograrlo en sólo dos días.

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