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Crisis abierta en la CEE tras el fracasado intento de solucionar la reforma interna

Andrés Ortega

El fracaso de la cumbre europea ha creado una crisis abierta en la CEE. Sin embargo, quizá pueda resolverse parcialmente volviendo a métodos olvidados. Los ministros de Agricultura de los diez, a principios de la próxima semana, tomarán una decisión sobre los precios agrícolas y otras cuestiones de la política agrícola común, acudiendo al voto mayoritario, aunque se oponga el Reino Unido. Se trata así de romper el paquete global de la reforma interna de la CEE, para reactivar los consejos especializados de ministros.

Apoyando esta idea, el presidente de la Comisión Europea, Gaston Thorn, apuntó "el carácter dramático de la situación". La repetición de este fracaso pondría a la CEE "en una situación peligrosa", declaró Thorn en una conferencia de prensa. Explicó que si el fracaso se había debido a la actitud de la primera ministra británica, Margaret Thatcher, sobre la restitución al Reino Unido de parte de su contribución al presupuesto de la CEE, "la divergencia va más allá de las cifras", ya que versa "sobre el porvenir de la CEE".La Comisión Europea presentará a los ministros de Agricultura, el lunes próximo, nuevas propuestas formales, lo que permitiría, según las leyes comunitarias, proceder a una decisión por voto. Para Thorn, la cumbre produjo una serie de acuerdos que no pudieron plasmarse en un texto final. Se trata de cogerlos ahora "trozo por trozo" en diversos consejos especializados. Para Thorn, el paquete anterior era demasiado amplio.

Si la CEE se aleja, pues, del recurso a la unanimidad para tomar sus decisiones, algunos temas requieren, sin embargo, la aprobación formal de los diez sin excepciones, cuando se trata de intereses vitales. Thorn mencionó el ejemplo de la leche irlandesa. Y el presidente de la Comisión Europea reconoció que "no se puede vivir permanentemente pronunciándose de forma sistemática a nueve contra uno".

Conferencia especial

Respecto a la convocatoria de una conferencia en la cumbre de los diez que fuera una repetición de la que en 1955 en Mesina llevó a forjar el Tratado de Roma, Thorn. opinó que "a cada fracaso gano un adepto". La idea lanzada por el presidente francés, François Mitterrand, la víspera va, pues, en serio. Y como el jefe del Estado francés, Thorn señaló que "nos contaremos al final". A estas alturas algunas fuentes comunitarias importantes opinan que habrá que excluir quizá al Reino Unido de algunas actividades comunitarias.

En la organización de esta conferencia especial se concentrará Mitterrand a su regreso de Washigton. Se trata, según Thorn, "de ver dónde estamos y a dónde vamos, y para ello no basta una tarde de discusión alrededor de un cheque".

Independientemente de esta conferencia especial dedicada al futuro de Europa, no se excluye la convocatoria antes de la cumbre de París de junio de un nuevo consejo europeo de jefes de Estado y de Gobierno para resolver los temas pendientes. Tanto Thatcher como el canciller alemán, Helmut Khol, son partidarios de este paso. Pero el primer ministro italiano, Bettino Craxi, se opone si no media antes una buena preparación.

En Bruselas es aún una incógnita cómo reaccionará en la práctica el Reino Unido al bloqueo, por parte de los nueve y del Parlamento Europeo, del cheque de 750 millones de ECU (100.000 millones de pesetas) que se le debe en razón de su contribución en 1983. Londres podría bloquear algunos pagos a la Comunidad. Y ésta está al borde de la quiebra. Tanto que, después de las decisiones que se esperan de los ministros de Agricultura, la Comisión Europea revisará el presupuesto para 1984.

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