Las fuerzas políticas libanesas se inclinan por la creación de un Estado aconfesional
Las delegaciones asistentes a la Conferencia de Reconciliación Nacional de LÍbano, una vez logrado el alto el fuego en Beirut, se aprestan a discutir, en un ambiente más distendido, los términos de un futuro acuerdo que todos consideran que ha de pasar forzosamente por la formación de un Gobierno de unión nacional y la desconfesionalización del Estado. La cantonalización del país preconizada por los cristianos en su documento es rechazada decididamente por drusos y chiítas.
La elaboración del futuro acuerdo está siendo "dolorosa y lenta", según fuentes próximas a la conferencia, ya que cada punto necesita el consenso de las partes. Los borradores que se hallan sobre la mesa contienen propuestas a veces incompatibles, pero coinciden esencialmente en dos elementos: la formación de un Gobierno de unión nacional y la desconfesionalización del Estado.El jefe de las milicias chiftas Amal, Nabih Berri, y el druso Walid Jumbiat, líder del Partido Socialista Progresista, sometieron ayer a la conferencia un documento conjunto en el que proponen una serie de reformas políticas, sociales y administrativas. La columna vertebral del informe está constituida por un doble principio: la aconfesionalidad del Estado y la creación de un Gobierno de salvación nacional. En el documento se insiste también sobre la necesidad de reformar el Ejército. La democratización de los estamentos del Estado, la limitación del mandato presidencial y la reconstrucción de una nación "árabe, sana y unida" son, asimismo, exigencias que figuran en el proyecto.
El proyecto de Jumblat y Berri rechaza frontalmente el Pacto Nacional de 1943, que atribuye la presidencia de la República a un maronita, la del Consejo de Ministros a un sunita, la de la Cámara de los Diputados a un chiíta y la vicepresidencia del Consejo a un griego ortodoxo.
Las reformas políticas sugeridas por chiítas y drusos tratan de acabar definitivamente con el confesionalísmo político. Jumblat y Berri también rechazan "toda forma de división del país, sea una federación, una confederación o una cantonalización", palabras que responden a la tesis del Frente Libanés, coalición de milicias cristianas representada por Pierre Gemayel y Camille Chamoun, que propone el establecimiento de una república federal como medio para asegurar la coexistencia intercomunitaria. La nueva repúblíca estaría subdividida en distritos, "en la medida de lo posible, con una población homogénea, regidos por un gobernador y parlamentos propios". El Gobierno central de Beirut conservaría las responsabilidades de Defensa, Asuntos Exteriores y la de emisión de moneda.
"Es una opción de futuro, una solución radical al problema libanés de lograr la coexistencia de 16 comunidades confesionales", según un portavoz cristiano, que, al igual que Jumblat y Berri, considera que el "Pacto Nacional de 1943 ya está superado".
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