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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Pacifistas y feministas

"Desde siempre, los hombres dejaban el hogar para ir a la guerra. Ahora somos nosotras las que abandonamos nuestros hogares para trabajar por la paz". A las mujeres que llevan más de dos años y medio rodeando la base militar británica de Greenham Common les gusta repetir esta frase. Con su protesta pacífica y no violenta han llamado la atención del mundo entero sobre el despliegue de los euromisiles y se han transformado en un símbolo tan incipiente como poderoso de la unión del pacifismo con el feminismo.Gandhi decía que "no hay caminos que conduzcan a la paz, la paz es el camino". Las mujeres de Greenham Common construyen ese camino hacia el desarme con una no violencia que nunca es la falta de acción. Sometidas a juicios -paradójicamente, por no "mantener la paz"-, alumbradas cada noche por fuertes reflectores para que no puedan dormir, organizadas en forma asamblearia, viviendo en campamentos fríos, rudimentarios y húmedos, una media de 200 mujeres -pero con ramificaciones que alcanzan a más de 150.000 activistas- han permanecido bloqueando esta base cedida a Estados Unidos, a 80 kilómetros de Londres. Coordinadas con un grupo de abogados, han presentado una acción legal contra el Gobierno de los Estados Unidos, argumentando que los misiles de crucero atentan contra la Declaración Universal de los Derechos Humanos al amenazar la vida, la libertad y la seguridad, y porque no garantizan que los países neutrales y los no combatientes queden protegidos de un ataque. A la vez, se han animado a plantear con ironía lo que ya mucha gente no dice en Occidente al afirmar que los ciudadanos británicos tienen derecho a acogerse a la Constitución norteamericana una vez que hay más de 100 bases militares de ese país en el Reino Unido.

Contra el militarismo

"Yo vine aquí", dice una de las abuelas de Greenham, "por la niña que tardó nueve horas en morir en brazos de su madre en Nagasaki mientras se le desprendía la piel y decía 'tengo frío, mamá'. Vine por la niña quemada por napalm que corre por una carretera de Vietnam. No necesito más razones. Éstas me parecen suficientes". Catalogadas por los detractores del pacifismo (y de las mujeres cuando hacen política contra el sistema establecido) como brujas, frustradas matrimoniales o lesbianas en paro, estas mujeres están diciendo al mundo muchas cosas con su acción. Frente a la sofisticada tecnología, el desarrollo y la investigación científica al servicio de la industria bélica, el chantaje nuclear, la doctrina de la disuasión, las alambradas electrónicas y el despilfarro en armas de unas sumas de dinero que deberían emplearse en cuestiones sociales -el despliegue de los misiles de crucero y de los Pershing 2 costará 3.950 millones de dólares-, estas mujeres, que incluyen desde punks hasta señoras con bastón, pasando por una juez y amas de casa, reivindican el verdadero derecho a la vida.

"Vamos a Greenham", dicen Fanny Bradshaw y Teresa Thornhill en la revista Anti-Nuclear Action, para protestar contra el militarismo británico: "Vemos la cuestión de los misiles de crucero dentro de una lucha más amplia contra el poder militar británico y como una demanda para que el Gobierno deje de gastar dinero en armas y lo dirija a crear puestos de trabajo, sanidad, educación; para alterar la base que legitima la violencia contra las mujeres y la intervención en Irlanda del Norte".

Militarismo y opresión sexual

Las mujeres no empezaron a hablar en Greenham Common. Pero cuando muchos se frotaban las manos con alegría porque el feminismo parecía haber muerto por desgaste, empieza a resurgir nuevamente ni dentro ni fuera, sino junto con el movimiento pacifista. La unión no es casual: no son pocas las analogías que se pueden encontrar entre el poder de los hombres y las características machistas del sistema mundial, tanto dentro del capitalismo como de los países llamados socialistas y del Tercer Mundo. "El militarismo y la opresión sexual", dicen Bradshaw y Thornhill, "están relacionados. La experiencia cotidiana de los hombres de tener poder sobre las mujeres se refleja en el ejército, donde el pensamiento masculino es idolatrado, y la debilidad, ridiculizada; donde la homosexualidad es vigorosamente suprimida en público, sea lo que sea lo que ocurra en privado. El militarismo glorifica el poder del hombre, promociona las rígidas jerarquías y no cuestiona la obediencia; ve al mundo dividido entre ganadores y perdedores".

Las mujeres de Greenham, como las Mujeres por la Paz en diversos países, incluida España, no son estrictamente un grupo de feministas, sino que consideran que los hombres son culturalmente más violentos que las mujeres, y que en general somos nosotros los que tomamos las decisiones políticas. Estas mujeres son la expresión de una tradición que reivindica que la otra mitad del cielo, como dicen en China, tenga el derecho a la palabra y a la acción. En este caso, para proteger la vida de todos. La propuesta pacifista-feminista parte, así, de lo particular y llega a lo general para volver a luchar por cuestiones parciales. No busca la revolución total -como tanto preocupa a los que ven al pacifismo como un totalitarismo-, pero pone en cuestión casi todo por lo que la tradición humanista, progresista y, por qué no, de izquierdas, ha combatido desde el siglo XIX. Es expresión, en fin, de una respuesta política que si antes iba por la homogeneidad a través de los partidos, ahora avanza por la diversidad de los subgrupos sociales y de los movimientos. Las mujeres de Greenham, las pacifistas, constituyen un movimiento claramente simbólico para empezar a vivir como si ya estuviéramos en paz.

Ann Pettit, una pionera de Greenham Common, explica que "lo que experimentamos nosotras es algo similar a aquel espíritu creativo, el poder de la mimesis, evocado por nuestros distantes antecesores prehistóricos cuando pintaban las cuevas para conjurar el temor a fuertes animales como el mamut. Ellos pintaban y danzaban, y llegaban a creer que podía lograrse: esas poderosas criaturas podían ser eliminadas".

es periodista y forma parte del Grupo de Información sobre el Desarme y la Paz de la Asociación Pro Derechos Humanos.

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