Las dificultades jurídicas y burocráticas no impiden el desarrollo de la televisión vasca
A diferencia de las otras comunidades autónomas, Cataluña incluida, el País Vasco dispone desde enero de 1983 de una televisión totalmente autónoma, es decir, de titularidad y gestión propias, lo que se conoce como cuarto canal.El Estatuto de Guernica atribuye a la comunidad autónoma vasca competencia para "regular, crear y mantener su propia televisión" (artículo 19,3).
El ejercicio de dicha competencia deberá respetar, en todo caso, los principios generales sobre libertad de expresión recogidos en el artículo 20 de la Constitución, y singularmente la garantía de acceso al medio de "los grupos sociales y políticos significativos, respetando el pluralismo de la sociedad y el de las diversas lenguas de España".
El programa de gobierno presentado por el PNV en vísperas de las elecciones autonómicas de 1980 ofrecía, en el terreno cultural, un plan de salvación nacional que pasaría por "la utilización masiva (del euskera) en los medios de comunicación social". En el aspecto concreto de la televisión, el PNV se comprometía a crear "una televisión vasca cuya programación esté presidida por un riguroso criterio cultural vasco, con su correspondiente centro emisor y de programas, con personal propio y conocimiento de la cultura y el idioma vascos". Cuatro años después, el proyecto de utilización masiva del euskera se ha reducido al mínimo en los órganos de Prensa privados controlados por el PNV, pero se ha cumplido ampliamente en los medios de titularidad pública -y financiados con fondos también públicos- creados por el Gobierno nacionalista, y en la ETB en particular.
El primer consejero de Cultura del Gobierno vasco, Ramón, Labayen, no ocultó nunca que el objetivo principal de su departamento -y el que de hecho ha absorbido la partida más importante del presupuesto del mismo- era la creación de una televisión propia en euskera, a la que atribuía una función de recuperación y fomento de dicha lengua antes que de medio comunicacional en el sentido estricto. Con gran audacia, y tras un estudio previo realizado por una empresa alemana, Labayen quemó etapas y en un tiempo récord estuvo en condiciones de emitir desde el centro creado en Durango, a 30 kilómetros de Bilbao, en el que se han invertido unos 2.000 millones de pesetas y en el que trabajan actualmente cerca de 200 personas (más otras tantas adscritas a dos empresas privadas de doblaje, que realizan dicho trabajo para ETB en régimen de subcontratación).
La naturaleza jurídica de ETB es ambigua. El Gobierno vasco inició su montaje -e incluso la emisión de programas- antes de que el Gobierno central que es quien en todo caso coordina la distribución de potencias y frecuencias- hubiera realizado dicha distribución. El comienzo de las emisiones, en 1983, fue interpretado por el Gobierno socialista, que acababa de tomar posesión, como un desafío por parte del Ejecutivo de Vitoria, que le colocaba ante una situación de hechos consumados. El Gobierno vasco respondió, por su parte, que la legalidad de su televisión propia deriva directamente de una norma jurídica del máximo rango: el estatuto de autonomía.
Presupuestos
Como consecuencia de las tensiones entre ambas Admínistraciones, resultante de esa divergente interpretación, RTVE viene vetando sistemáticamente la incorporación de la televisión vasca a la Unión Europea de Radíodifusión, lo que impide a ETB el acceso a los servicios de Eurovisión.
El presupuesto para 1984 es de 2.500 millones de pesetas. Se espera que para comienzos de 1986 esté en funcionamiento. el centro de producción de programas, actualmente en construcción en San Sebastián, y que costará unos 1.500 millones de pesetas. La elección de la capital guipuzcoana como sede de dicho centro -en contra de la opción de Durango, donde se ubica el centro emisor- fue una decisión casi personal de Ramón Labayen, que dimitiría como consejero de Cultura para ser elegido precisamente, poco aespués, alcalde de San Sebastián.
Tal decisión no fue tomada sin tensiones y fue, al parecer, factor determinante de la dimisión del entonces director general del ente ETB, Josu Zubiaur, que sería sustituido por Antón Areizaga. También hubo disensiones en el seno del Consejo de Administración de ETB, de naturaleza y funciones similá res al de RTVE, en el que los representantes del PNV han dispuesto hasta el momento de mayoría absoluta (ocho sobre 15 consejeros).
Los resultados de las elecciones del 26 de febrero podrían quizá variar la composición de dicho consejo, dependiendo de la solución que se dé al problema de las fracciones (en teoría, al PNV le corresponderían siete consejeros y medio).
Toda la programación actual (40 horas semanales) se emite en euskera, con excepción de uno de los dos informativos diarios. Los largometrajes y telefilmes se emiten en lengua vasca con subtítulos en castellano. Las series estrella de la programación son actualmente Dallas y la brasileña Isaura.
Además de los informativos diarios, son las películas infantiles de dibujos animados, muchas de ellas producidas en Checoslovaquia y otros países del Este, los espacios que han merecido juicios más favorables de los especialistas.
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