Los socialistas de la CEE acuden a las elecciones europeas con un manifiesto común
Los partidos socialistas de la Comunidad Económica Europea (CEE) acudirán a las segundas elecciones directas al Parlamento Europeo con un manifiesto común. Éste es el acuerdo al que ayer llegaron en Luxemburgo los participantes en el Congreso de la Unión de Partidos Socialistas de la Comunidad Europea, entre los que figuraban representantes del Partido Socialista Obrero Español y el Partido Socialista Portugués como miembros de pleno derecho de dicha unión. El PASOK griego no acudió a este Congreso.El manifiesto, con ser positivo, ya que en la primera convocatoria, en 1979, no se consiguió ningún acuerdo, tiene algunos aspectos poco usuales, ya que contiene precisiones que explicitan reservas formales por parte de Dinamarca Y del Reino Unido ante algunos de los contenciosos actuales de la CEE. Y es un manifiesto que, para que fuera posible, ha sido pasado por agua.
El francés Lionel Jospin pidió negociar con Estados Unidos en todos los órdenes y "resistirle si es necesario". Jospin pidió una revitalización de la defensa europea al margen de la CEE, es decir, en el marco fundamental de la permanentemente moribunda UEO (Unión de Europa Occidental). Pero casi nada de esto figura en el manifiesto, salvo la necesidad de que Europa mantenga una independencia frente a unos bloques que hay que superar.
Por su parte, el socialista flamenco belga Karl van Miert pidió una congelación de los armamentos nucleares y la creación de zonas de seguridad entre las superpotencias, repitiendo que "para una Europa independiente hay que desmarcarse de EE UU".
El manifiesto propugna una serie de políticas sociales e industriales en el marco de la CEE. Pero es sobre la cuestión de la seguridad y sobre los propios problemas internos de la CEE donde se han enfrentado las distintas concepciones nacionales de lo que debe ser la Comunidad.
El más europeísta de todos resultó ser Alfonso Guerra, vicesecretario general del PSOE. El manifiesto de los socialistas tiene encargadas unas reservas formales danesas y británicas sobre el aumento de los poderes del propio Parlamento Europeo y sobre un mejor sistema financiero para la CEE.
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