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Un guarda jurado se escapa del hospital psiquiátrico donde lo había internado la policía

Fernando Brogueras, guarda jurado de 31 años de edad, se encuentra vagando por Madrid sin memoria, sin dinero y sin documentación, según informaron ayer a este periódico sus familiares. Brogueras, casado, dos hijos, vecino de Alcorcón, desapareció el viernes de la pasada semana, por causas desconocidas. Con posterioridad, sus familiares supieron que había sido ingresado por la policía en el hospital psiquiátrico Alonso Vega, de donde escapó después de permanecer allí una noche.

El pasado domingo compareció en la inspección de guardia de Alcorcón María del Carmen Sánchez Pérez, y denunció que su marido, Fernando Brogueras, faltaba de su domicilio, por causas desconocidas, desde hacía 48 horas. Carmen Sánchez explicó que, el viernes, Brogueras había dejado el domicilio familiar de Alcorcón para ir, vestido de paisano, a la sede de su empresa, en el número 203 de la calle de Bravo Murillo. Iba a entregar el arma reglamentaria y, cobrar la mensualidad.Brogueras, desde hace cinco años guarda jurado de Prosesa, una empresa privada de seguridad, tenía por delante el viernes un fin de semana de descanso, que pensaba pasar en su pueblo natal, Gavilanes (Ávila). De acuerdo con las normas de su trabajo, debía entregar el arma antes de partir. No pudo disponer de su coche, porque no arrancó, y tomó un tren.

El joven llegó hasta Prosesa, cumplió sus objetivos, charló con los compañeros, y uno de ellos se brindó a llevarlo en coche hasta la estación de Atocha, donde Brogueras tenía que hacer algunas gestiones. Allí lo dejó. Pasaron las horas y el guarda jurado no regresó a Alcorcón, donde lo esperaba su familia para viajar hasta el pueblo.

Pidió ayuda

Fernando no había pasado en todo su matrimonio una noche fuera de casa, según informó su mujer al inspector de guardia. Nunca, añadió, había manifestado un comportamiento extraño. Tampoco estaba enfermo. Su desaparición, venía en apreciación de Carmen, sólo podía obedecer a algo raro y, por tanto, malo. Los hermanos del desaparecido compartían la preocupación de la mujer y habían hecho por su cuenta infructuosas gestiones en todos los centros sanitarios madrileños. En ninguno de ellos había ingresado nadie con ese nombre.El inspector de guardia anotó la descripción física del guarda jurado: 1,80 metros de estatura, robusto, ojos azules, pelo castaño, lunar encima del labio superior, viste con pantalón gris y cazadora verde. La policía, dijo luego el funcionario, haría todo lo posible por encontrarlo, aunque no podía prometer nada.

Fue precisamente la policía la que encontró la primera pista del paradero del desaparecido. El pasado lunes, sus familiares fueron convocados a la comisaría de la estación de Chamartín. Allí un inspector les enseñó unos documentos personales. "¿Son de un familiar suyo?", preguntó. Eran los de Fernando Brogueras, y habían sido encontrados abandonados en la estación. De su propietario la policía afirmó no saber nada. Entonces alguien se interrogó en voz alta acerca de la posibilidad de que Fernando hubiera perdido la memoria. "Esperen un momento. Ahora recuerdo que ayer una pareja de la Policía Nacional recogió aquí a alguien así", dijo el inspector.

Uno de los policías nacionales miró la foto. Era la del hombre que en la tarde del domingo se le había dirigido en petición de socorro. Iba algo desaliñado, sin dinero ni documentos, no recordaba su nombre ni ninguna otra cosa. Tan sólo llevaba encima dos juegos de llaves: uno de un coche y otro de una casa. Lo llevaron a la Casa de Socorro de Tetuán. Allí no le encontraron ni nguna herida superficial y lo remitieron al Hospital Psiquiátrico Provincial, antes Alonso Vega, en la carretera de Colmenar.

En el Alonso Vega confirmaron que Fernando Brogueras era la persona no identificada que pasó allí la noche del domingo al lunes. Al parecer, padecía amnesia, aunque no se le había sometido a una exploración profunda y ya no estaba allí. El lunes por la mañana se fugó, sin que desde entonces se hayan tenido noticias de él.

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