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La feria Sicur-84, un hipermercado que pone al alcance de cualquiera el sueño de la seguridad total

Sicur 84, la feria madrileña de la seguridad, es un colosal hipermercado donde 600 empresas venden en 320 casetas el sueño de la protección total al alcance del talonario. Todo allí invita a que el visitante convierta su casa, su chalé, su empresa, su vehículo, su persona misma, en fortalezas inexpugnables. La electrónica y la informática son ya los principales aliados del que cree necesario proteger a toda costa su vida y sus propiedades. Tres cuartas partes de los visitantes son varones maduros y bien trajeados que curiosean, ceñudos, por los inmensos pasillos, dejan tras de sí vaharadas de loción para después del afeitado y fijan su atención en un rotulador de tinta invisible o en un secráfono (codificador de sonido para evitar escuchas telefónicas).

El público de Sicur 84, que desde el pasado lunes y hasta hoy, jueves, permanece abierta en el recinto ferial de la Casa de Campo, son los ejecutivos, los anónimos héroes de la era de las corporaciones multinacionales y de la microelectrónica, de gira por el bazar de las maravillas en materia de lucha privada contra el delito y la catástrofe. Sicur 84 tiene para ellos productos tan imprescindibles a la situación del triunfador como puedan serlo el whisky escocés o la tercera residencia.En el hipermercado de la seguridad, el juego no es otro que el de la ver quién es el manitas que revienta mi caja fuerte". Una casa catalana -fabricante de cajas, arcas y básculas- premia con cinco millones de pesetas al que, como dice el reclamo, "ilumine su mente, ponga sus cinco sentidos y acierte" en descubrir la combinación de uno de sus prototipos en menos de 10 minutos.

Decenas de tentativas de apertura ha resistido ya en Sicur-84 esa caja fuerte, puro acero antifuego, antitaladro y antipalanca. La totalidad de los concursantes eran meros aficionados. Con 20 millones de combinaciones posibles sólo los profesionales tendrían alguna esperanza de alcanzar el millonario galardón. Pero éstos no participan, porque una de las condiciones para hacerlo deja bien claro que hay que identificarse y dejarse fotografiar. Y ya lo dice el anuncio de XY-4, la cámara fotográfica alemana de vigilancia en bancos y comercios: "La cámara de seguridad es el escarmiento preventivo, pues no hay nada que los malhechores, ladrones de truco y estafadores teman más que su propia fotografía de pesquisa".

El futuro, sin embargo, es más del vídeo que de la fotografía. En realidad, ya lo es el presente. En Sicur 84, muchas casetas ofrecen circuitos cerrados de televisión para vigilancia de bloques de viviendas, zonas comerciales, calles peatonales o cualquier otro lugar donde sea preciso que alguien, el Gran Hermano y sus ojos electrónicos, escudriñe en los rincones a la busca de ese tipo raro que anda merodeando por ahí y da mala espina.

También hay una misión pedagógica reservada al vídeo en la muestra. En el tenderete de un fabricante de puertas blindadas hay una pantalla de televisión que emite constantemente el mismo programa: un chorizo, cazadora y pantalón vaqueros, pelo rizado y rostro anguloso, hace saltar con una palanqueta la puerta de una peluquería cuya única protección era un medallón del Sagrado Corazón de Jesús. A la vuelta de la esquina, un altavoz emite el siguiente mensaje: "El hogar es un vulnerable y delicado refugio que necesita protección". Una protección, es de suponer, que ya no dan las sagradas imágenes, sino sólo una puerta blindada con cerradura electrónica, circuito cerrado de televisión, alarma incorporada y, dentro, un perro fiero que salte a la yugular del intruso.

Los mensajes del bazar de las maravillas de la seguridad son los de un tiempo crítico en que el temor al delincuente cataliza gran parte de las zozobras, angustias y paranoias de las clases medias del mundo occidental. "Construya muros altos", dice un catálogo publicitario. "Procure tener siempre a la vista los teléfonos del médico, los bomberos y la policía", aconseja otro. "Hoy es práctica sistematizada una solapada actividad bélica tendente a debilitar la moral de la sociedad mediante el ataque a las personas que son símbolos de la misma", informa un tercero, en manifiesta alusión al terrorismo.

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No seas un héroe

"Don't be a herd' ("No seas un héroe"), dice el primer artículo de un folleto, editado en Estados Unidos, que contiene consejos para ejecutivos víctimas de secuestros.Para combatir a lo que interpretan como un creciente desafio a la ley y el orden, los vendedores de seguridad proponen a los triunfadores en la empresa privada o en la cosa pública que, para empezar, se blinden el coche. Seat ha presentado en la edición 1984 de Sicur su primera oferta de vehículos a prueba de todo, menos de bombas: un Seat Ronda, un Audi 200 Turbo y un Volkswagen Santana, con cristales y chapa antibalas, sistema automático de localización de incendios, radioteléfono, extractor de humos y sirena de emergencia; unas 1.200 horas de trabajo artesano para convertir un turismo en una tanqueta.

El segundo consejo que no puede ya desoír el que ha llegado arriba en la pirámide social es la necesidad de confiar más y más en los robots. En la caseta de una firma británica, bajo la protección de la bandera de la Union Jack, hay un humanoide mecánico, cuyos ojos son dos cámaras de vídeo; sus pechos, dos monitores; la mano derecha, un faro, y la izquierda, un garfio. El metálico y grisáceo ser cabecea de izquierda a derecha y, al parecer, no habla. Sí lo hace, en cambio, un robot, pequeño y simpático, que corre por los pasillos asombrando a los visitantes.

Estos robots son tan sólo la parte vistosa del negocio de la informática. Una poderosa firma española de seguridad presenta en Sicur 84 la alternativa a las puertas, a los porteros y a los viejos sistemas de fichar en el trabajo. Se trata de unos molinetes de acceso a empresas, a conectar con un ordenador central. A los empleados se les provee de una tarjeta de identidad electromagnética; cuando llegan adonde antes había una puerta, encuentran el molinete; introducen entonces la tarjeta en una ranura y el ordenador les permite o no el paso a través del erizo de barras metálicas, al tiempo que anota el movimiento. En caso de incendio -dicen los promotores-, el molinete se abre de forma automática para permitir la evacuación.

"Evite que su teléfono sea una hucha sin fondo", pregona, en la misma línea, la portada de un folleto que anuncia un tarifador, esto es, un microordenador que registra todo el tráfico telefónico de una empresa, dejando constancia de la fecha, hora, duración y precio de cada llamada, así como de la extensión que la ha efectuado y del número marcado.

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