Un industrial guipuzcoano, acusado de financiar presuntos terroristas de los GAL
Un industrial guipuzcoano, cuya edad se sitúa entre los 35 y 40 años, contrató a los cuatro presuntos miembros de los GAL Daniel Fernández, Dani, Mariano Moraleda Muñoz, Juan Luis García y Vicente Manuel Fernández, detenidos el pasado jueves en Irún y acusados de estar relacionados con el asesinato de Jean Pierre Leiba, trabajador francés muerto ese mismo día en Hendaya, según ha sabido este periódico de fuentes policiales.
Según las mismas fuentes, el citado industrial, propietario, al parecer, de una mediana empresa, entregó a Daniel Fernández una pistola, la misma con la que se efectuó el atentado, y se comprometió a abonar sumas que oscilan entre 1.200.000 y 5.000.000 de pesetas por cada asesinato de un refugiado vasco vinculado con ETA.La cantidad a entregar guarda, según las mismas fuentes, una correspondencia directa con la importancia que se le atribuyera a la víctima en el organigrama organizativo de ETA.
El citado industrial, el quinto hombre de la investigación policial, se encuentra huido en la actualidad y es intensamente buscado por la policía, que ignora si esta persona, desempeña un papel de intermediario o forma parte del grupo promotor de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), de los que aparentemente continúa ignorándose casi todo.
El asesinato de Hendaya parece la prirnera acción llevada a cabo por los cazarrecompensas detenidos en Irún, cuyo presunto jefe es Daniel Fernández, Dani, compañero de trabajo de la víctima.
Daniel Fernández, vecino de Irún a quien se asignan posiciones ultraderechistas, trabajaba, efectivamente, para Transfesa, empresa que, igual que la Cooperativa de Manutención, a la que pertenecía Jean Pierre Leiba, desempena sus servicios en la estación de ferrocarril de Hendaya.
Precisamente Jean Pierre Leiba fue muerto cuando acababa de cambiarse la ropa de calle por el buzo de trabajo en los vestuarios de Transfesa, utilizados habitualmente por los empleados de la Cooperativa de Manutención, en la que trabajan unas 60 personas, 12 de ellas refugiados vascos, además de vecinos de Irún.
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El atentado de Hendaya iba dirigido contra tres refugiados que caminaban con Jean-Pierre Leiba
Viene de la página primeraDaniel Fernández, que al parecer domina el euskera y es ampliamente conocido en Irún, ha declarado a la policía que el atentado iba dirigido en principio contra uno de los tres refugiados, vascos que caminaban delante de Jean Pierre Leiba, al que acusan de haber alertado a los primeros de la acción que se preparaba contra ellos. Según esta declaración la actitud del joven trabajador francés frustró el atentado y el comando decidió, al parecer, asesinarle por temor a ser delatado, ya que Jean Pierre Leiba conocía a Daniel Fernández.
Por otra parte y, según un periódico donostiarra, hace dos meses una persona ofreció dinero a varios trabajadores de Transfesa a cambio de que le suministraran datos sobre los movimientos de los refugiados. A raíz de estos hechos, la dirección de la empresa decidió, a petición de los propios refugiados, retirar el tablero de la entrada donde se exponía la composición y el lugar del servicio de los distintos equipos de trabajo. Útimamente volvieron a producirse llamadas telefónicas, anónimas, unas en castellano y otras en francés, interesándose por el horario de trabajo de un refugiado.
Los presuntos componentes del supuesto comando de los GAL detenidos, hacían una vida normal, según la policía, y acudían habitualmente a sus lugares de trabajo. Sus profesiones son: camarero, empleado administrativo, fotógrafo y trabajador del ferrocarril. Al parecer, no habían cobrado todavía dinero alguno por sus actividades terroristas, ya que según el trato al que habían llegado con el industrial guipuzcoano huido los pagos se efectuarían después de cada acción.
Por el paso de camiones
Se confirma que la primera detención fue llevada a cabo en la misma frontera por la Guardia Civil que se extrañó de que una persona cruzara por el paso reservado a los camiones. La policía francesa advirtió inmediatamente después a sus colegas españoles del paso de dos individuos supuestamente implicados en el suceso de Hendaya. El segundo de estos fue detenido, al parecer, cuando se disponía a coger un taxi en Irún después de haber burlado los controles policiales.
La policía contrasta la escasa operatividad que este comando parece haber demostrado con la de otros grupos de los GAL que han llevado a cabo el resto de atentados de esta banda terrorista, que hasta ahora ha ofrecido una imagen de profesionalidad y efectividad, y de disponer de un alto nivel de información. Esta imagen consolidada a raíz del atentado a Mikel Goikoetxea Txapela, abatido de un disparo certero en la nuca desde trece metros en una zona poco iluminada, solo demostraría, según fuentes policiales, que los GAL cuentan con buenos tiradores, pero no que esa banda terrorista sea una organización potente, dotada de buena infraestructura en Francia, y que todos sus miembros puedan ser considerados superespecialistas incapaces de cometer errores.
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