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Thatcher, dispuesta a apoyar una acción militar de EE UU en el golfo Pérsico

Soledad Gallego-Díaz

La primera ministra británica, Margaret Thatcher, explicó ayer al príncipe heredero saudí, Abdullah ben Abdulaziz, el interés del Reino Unido en que se mantenga abierta la ruta petrolera del golfo Pérsico y sugirió que su país apoyaría una eventual acción militar de Washington si el tráfico por el estrecho de Ormuz quedara amenazado.La guerra entre Irán e Irak y la situación en el estrecho de Ormuz fueron los principales temas discutidos en la entrevista mantenida ayer por ambos dignatarios en Londres. El Gobierno británico ha enviado a la zona del estrecho el buque insignia de la Royal Navy, el portaaviones Invincible, y ha puesto en alerta a otros dos barcos fondeados en la India y en Sri Lanka.

Este movimiento se interpreta como una medida de presión sobre Irán para que mantenga abierto el estrecho, considerado como una de las principales vías de transporte de petróleo. La misma,decisión ha adoptado Estados Unidos, que ha enviado a la zona el portaaviones Midway y sus nueve barcos de escolta.

De acuerdo con la teoría aprobada por la OTAN, los países miembros de la Alianza están comprometidos individualmente a defender las rutas de suministro de petróleo, consideradas vitales para Occidente. Washington ha estimado que las circunstancias actuales constituían una amenaza seria, y presiona a sus aliados para que "asuman su parte de responsabilidad".

Incremento de reservas

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El príncipe Abdullah informó a Thatcher sobre las medidas de precaución adoptadas por su país. Arabia Saudí está almacenando estos días grandes reservas de crudo para asegurar el suministro en el caso de que la crisis del golfo aumentara en las próximas semanas. Portavoces diplomáticos británicos desmintieron que la Rolls Royce, compañía estatal, haya proporcionado motores a Irán a fin de reemplazar los averiados en algunos aviones Phantorn. "No hemos vendido armamento a ninguna de las partes implicadas en el conflicto", aseguraron. Las mismas garantías dio Margaret Thatcher al príncipe heredero Abdullah, que se mostró preocupado por la inestabilidad de los frentes.

En la entrevista se plantearon también las iniciativas del rey Jaled para Líbano. La visita del príncipe, que llegó a Londres procedente de Siria, donde mantuvo conversaciones con el presidente Hafez el Asad, se interpreta como un intento de explorar, por vía interpuesta, la reacción norteamericana.

Abdullali ben Abdulaziz, número dos de Arabia Saudí, quiere marcar algunas distancias respecto a la actuación norteamericana en Líbano, pero busca al mismo tiempo un interlocutor que le sirva de mediador. Fuentes diplomáticas británicas aseguraron que el príncipe no ha solicitado ninguna iniciativa concreta de Londres, pero recordaron que Arabia Saudí y el Reino Unido mantienen las mismas reservas rqspecto a los bombardeos estadounidenses sobre posiciones drusas y sirias.

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