La Sanidad española
En 1984, los ciudadanos españoles tenemos una esperanza de vida y una mortalidad infantil y global comparables con las de EE UU y Suecia, por ejemplo. Todo esto se ha conseguido a pesar de una estructura sanitaria muy deficiente y de una asistencia sanitaria en ocasiones caótica. Impresiona pensar a qué extremos podemos llegar cuando la mayoría de los esfuerzos sanitarios vayan dirigidos a clorar las aguas como es debido, a practicar campañas masivas de vacunación, medicina preventiva y. enseñanza sanitaria popular en las unidades básicas de salud. De ahí a la inmortalidad habrá tan sólo un paso.Esto es lo que explica que los hospitales de la Seguridad Social no hayan recibido una sola peseta de los planes de necesidades de 1983 y se haya recortado el presupuesto del año' en curso a límites que no permite la amortización de la mayoría de los aparatos ya existentes. Igualmente, es revelador el que no se haya realizado prácticamente nada en los ambulatorios. Es, pues, rigurosamente coherente el que se vaya sumiendo en la indigencia profesional al personal sanitario y el que se comenzara hace un año una campaña indiscriminada de descrédito hacia él, en especial a los médicos.
Para rematar la obra han reducido más aún las plazas de los MIR y las facultades de Medicina permanecen estancadas. Los médicos españoles (posgraduados) que se presentan a los exámenes para la convalidación de sus estudios en EE UU sólo aprueban en un 17%, cifra por debajo de países como la República Dominicana, un tercio por debajo de la subdesarrollada Filipinas o un cuarto de la isla de Granada. Estamos, pues, llegando al punto cero; éste es el cambio, una auténtica revolución. Llegaremos a vivir en el país más saludable del mundo, sin hospitales, sin asistencia secundaria, tan sólo clorando las aguas y estando muy concienciados de la importancia de la educación sanitaria y de la ortodoncia infantil.
Esto es lo que opina hiperbólicamente un médico que luchó por la medicina socializada y que no asume la oposición que representa y capitanea el doctor Ramiro Rivera. /
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