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LA SITUACIÓN EN LÍBANO

Siria plantea objeciones de última hora al plan de paz saudí aceptado por el presidente libanés Amín Gemayel

Las últimas concesiones del presidente Amin Gemayel, incluida su aceptación de la cancelación del acuerdo firmado hace justamente nueve meses entre Líbano e Israel, no parecen poder salvar a su régimen del hundimiento. Gemayel, que aún no ha confirmado oficialmente la aceptación del plan saudí de paz, declaró ayer que a partir de ahora prevé una nueva era de buenas relaciones con Siria. Damasco, sin embargo, planteó ayer serias objeciones de última hora al plan, que vienen a sumarse a las ya manifestadas por la oposición libanesa. Esto parece situar el proyecto saudí al borde del fracaso.

Gemayel declaró ayer a los periodistas destacados en Beirut que "estamos preparados y esperamos poder alcanzar las mejores rela ciones con nuestros vecinos y her manos sirios". "Tengo confianza en que esta iniciativa (el plan saudí)", añadió el presidente libanés 1levará a una reconciliación nacional y a la retirada de todas las fuerzas extranjeras de este país. Si este plan no pasa adelante intenta remos conseguir otro".Por el momento se desconocen con exactitud las objeciones que puede haber planteado Damasco al plan saudí, aunque ayer el ministro sirio de Asuntos Exteriores, Abdel Halim Jadam, criticó la igualdad establecida entre Siria e Israel -se supone que por el punto del plan que propone una retira da simultánea de sirios e israelíes de Líbano- después de que la conferencia de reconciliación na cional de Ginebra entre todas las partes libanesas en conflicto acordara que la identidad de Líbano es árabe.

Un portavoz del Ministerio sirio de Información manifestó que el plan saudí no suponía una completa cancelación del tratado israelolíbanés del pasado 17 de mayo sobre la retirada de las fuerzas extranjeras.

Cantonalización

La anulación del tratado BeirutTel Aviv del 17 de mayo de 1983 es, sin embargo, uno de los ocho puntos de un plan saudí de pacificación de Líbano que, en opinión de la Prensa libanesa, sólo podrá ser aplicado parcialmente y consagrará la chiprización del país, es decir, su participación de facto en cantones confesionales, mientras el sur, por una parte, y el norte y el este, por otra, permanecerán bajo control israelí y sirio respectivamente.

El ministro libanés de Asuntos Exteriores, Elie Salem, expuso ayer en conferencia de Prensa -a su regreso de Riad, donde dio su aprobación a la iniciativa saudí- las cláusulas del proyecto que prevé la conclusión de "arreglos de seguridad" en el sur de Líbano que garanticen la retirada israelí, la firma de un acuerdo con Siria para que evacue a sus fuerzas simultáneamente a las de Israel, la sustitución de la fuerza multinacional por cascos azules de la ONU, la puesta en práctica de reformas internas y, la formación de un Gobierno de unión nacional encargado de aplicar el plan.

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Tanto el jefe de la milicia antigubernamental drusa como el del movimierito político-militar chiita Amal se inegaron ayer a tomar en consideración el plan saudí antes de que "Gemayel sea juzgado por los crímenes perpetrados contra el pueblo libanés", dijo Walid Jumblat, "antes de que la responsabilidad del jefe del Estado en la matanza de los suburbios meridionales, haya sido establecida", manifestó Nabih Berri.

Jumblat recordó, a renglón seguido, a través de su emisora de radio La Voz de la Montaña, que su objetivo "consistía en derrocar a Gemayel", y, obedeciendo sus órdenes, los militantes del Partido Socialista Progresista (PSP) mantuvieron ayer su presión sobre la última localidad de la montaña aún en manos del Ejército regular libanés, Suk el Garb, donde 2.500 soldados de la octava brigada defienden directamente el palacio presidencial de Baabda, distante tan sólo cuatro kilómetros.

Actuación israelí

Sólo el régimen sirio, principal aliado de la oposición libanesa, y que con cerca de 50.000 soldados controla un tercio del territorio libanés, podría frenar los ímpetus bélicos de la milicia drusa. Pero mientras la Prensa siria insiste a diario en la lección que suponen los últimos acontecimientos "para todos aquellos que han traicionado la causa árabe y se han aliado con EE UU", el régimen del presidente Hafez el Assad permanece silencioso a la espera, probablemente, de que llegue a Damasco el jefe de la diplomacia saudí, príncipe Saud el Faysal, que deberá explicarles su iniciativa.

Tel Aviv no parece del todo ajena al desmoronamiento del Ejército libanés porque, según reveló el miércoles el diario beirutí Daily Star, que cita fuentes militares oficiales, la Marina israelí amenazó con abrir fuego contra un barco de transporte libanés que intentaba desembarcar refuerzos para la cuarta brigada, encargada de la defensa de la zona costera, parcialmente conquistada ahora por los drusos. La VI Flota norteamericana asistió a la maniobra de intimidación israelí.

A falta de poder contar con el Ejército libanés, en plena descomposición, para impedir las infiltraciones palestinas en la zona ocupada por Israel, Tel Aviv espera ahora que los drusos se hagan cargo de la seguridad al norte del río Awali y eviten que los comandos palestinos se acerquen a sus fuerzas armadas.

Uno de los más destacados críticos de la presencia israelí en Líbano, el líder religioso chiita jeque Ragheb Harb, fue asesinado ayer cerca de Sidón. El religioso fue tiroteado desde un coche cuando se dirigía a su casa en el pueblo de Jibsheet, en un área controlada por las fuerzas de Tel Aviv.

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