Boyer anuncia que en ningún caso serán modificados los objetivos monetarios y financieros del Gobierno
El ministro de Economía y Hacienda, Miguel Boyer, declaró ayer, ante un millar de empresarios, que el Gobierno "hará lo que pueda" para que haya pacto salarial. "Un no acuerdo", dijo, "es más caro", debido a que la conflictividad "tiene valor económico, además de político". Pero advirtió que "en ningún caso serán modificados los objetivos monetarios y financieros", al margen de que ya es difícil reducir más el gasto público, salvo en las inversiones para modernización de las Fuerzas Armadas. Por su parte, el secretario general y virtual presidente de CEOE, José María Cuevas, indicó que "con esas mimbres" resulta improbable el pacto salarial para 1984, si bien ha enviado dos cartas al Gabinete para pedir que convoque la mesa de concertación sobre gasto público y de impuestos. El Gobierno iniciará su intento de aproximar a las partes por la cláusula de revisión.
Por último, UGT hizo público un comunicado en el que plantea, una vez más, la necesidad esencial de una política de concertación para salir de la crisis económica.Miguel Boyer habló en la sobremesa del almuerzo organizado por la Asociación para el Progreso de la Dirección, con motivo de los dos días de reunión anual dedicados a analizar la situación y perspectivas de los sectores económicos. Le acompañaban en la mesa presidencial los ministros de Trabajo e Industria, Joaquín Almunia y Carlos Solchaga, respectivamente; el gobernador del Banco de España, José Ramón Álvarez Rendueles y otros altos cargos de la Administración, sentados junto a directivos empresariales.
Tras una intervención de casi una hora para repasar la situación y objetivos económicos, en la que resaltó los aspectos negativos -no recuperación de las inversiones, pérdidas de empleo mayores a las esperadas en 1983, crisis industrial y resistencia del déficit público a una rápida reducción-, el titular de Economía y Hacienda y los otros dos ministros contestaron a numerosas preguntas de los asistentes, centradas principalmente en las nuevas posibilidades de acuerdo sindicatos-patronal.
"Hay esperanzas de que se pueda alcanzar un acuerdo marco, y el Gobierno lo desea", había dicho Boyer, "pero no cualquier acuerdo". Luego Almunia lo reafirmó: "No perdemos las esperanzas de que sepueda pactar una banda coincidente con los objetivos de política económica". Al volver sobre el asunto, para responder a una pregunta sobre el probable exceso del 6,5% en los convenios, el ministro de Economía recordó que las negociaciones de enero fracasaron "no tanto por la banda salarial, pues las posturas se centraban en el 6,50%-6,75%, sino por la cláusula de revisión. El Gobierno", precisó, "no debe imponer un acuerdo ( ... ), lo cual no quiere decir que no intente catalizarlo. No renunciamos. Los primeros tanteos de negociación colectiva no han sido satisfactorios para sindicatos y organizaciones empresariales". A su juicio, tampoco "hay elementos para pensar que los salarios serían más bajos" sin el pacto.
Frente a la advertencia lanzada en otra ocasión sobre mayor control monetario o recargos fiscales, la contestación de Boyer a otra pregunta fue que no hay previstas medidas de castigo si se sobrepasa el 6,5% de aumento salarial impuesto como tope al sector público y aconsejado al privado. "Ya la propia evolución económica castigaría: si aumentan más los sueldos, habrá menor autofinanciación de las empresas, menos exportaciones y más paro. Y estos son castigos, a los empresarios y a los trabajadores".
Claudio Boada, presidente de APD y del Instituto Nacional de Hidrocarburos, había trasladado al ministro de, Economía el sentimiento empresarial sobre la urgencia en acometer una reconversión hasta, ahora aplicada con menor dureza que en Europa, reducir la inflación y el déficit público, y contener más los salarios. Dijo que "la crisis se ha soportado de Forma, insolidaria; ha pesado sobre pensionistas, desempleados, y empresarios".
Boyer ratificó tales urgencias después de señalar que el primer año del Gobierno socialista ha obtenido en lo económico "logros modestos pero significados, porque la degradación era rápida": crecimiento superior al 2,1%, baja de dos puntos en la inflación, poco aumento de la deuda exterior y reducción de otros desequilibrios, como el exterior. Pero resaltó que no se ha recuperado la inversión (1,1 % de descenso en 1983) y el empleo ha descendido más de lo previsto (se han destruido 101.000 puestos, el 0,9% sobre la población activa, mientras que se había estimado un descenso del 0,7%).
Recordó el ministro que se pretende ahora entrar en una segunda fase de la recuperación, basada más en la inversión y en las exportaciones que en el consumo. Aunque dijo que no se atrevía a aventurar si 1984 resultará más dificil, afirmó que los objetivos "no son fáciles de alcanzar". Del 2,5% de crecimiento apuntó que "es alto, pero conseguible". Del 8% de inflación, "ciertamente ambicioso", que parece más próximo si se tiene en cuenta que el dólar permite esperar que la peseta mantenga su actual paridad y si se observa que la moderación salarial "es algo adquirido en las expectativas". Por último, del 12,5% de aumento anunciado en los activos líquidos dijo que "asegura financiación para el proceso de expansión", así como un 8% de incremento en el crédito al sector privado.
Moderación salarial
Sobre este aspecto, esgrimido por la Confederación Española de Organizaciones Empresariales como un obstáculo al pacto con los sindicatos, por estimar que la financiación al sector privado aumentará poco más del 5%, Boyer dijo que la moderación salarial puede elevar la autofinanciación en dos puntos, que las perspectivas de la bolsa favorecerán las ampliaciones de capital y que el dólar y la situación exterior permitirán bajar los tipos de interés. Más pesimista se mostró en las posibilidades de reducir el gasto público.
Tras describir un "panorama sobrecogedor" en la industria, sobre todo en la pública, admitió que este sector no creará empleo neto en los próximos años, pese a los cuatro billones de inversión previstos.
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